Capítulo 59

28 4 0
                                    

Sábado, 7 de enero.


Tres días más se suman al estado de coma de Albert. Como ya es rutina me levanto, me arreglo y Louis me acerca al hospital para cuidar de mi amigo que aún se encuentra en riesgo. No estoy demasiado segura de que vaya a salir de esta. A cada día que pasa pierdo una tacita de esperanza de la botella que llené al verlo en su estado.

Por la tensión que ha causado en mi relación el que me preocupara tanto por mi amigo, hice participes del contenido del diario de Albert a Caroline y Thomas, ahora se ocupan de él por las tardes para que yo pueda pasar más tiempo con Louis hasta que pronto tenga que irse de la ciudad. Eso ha disminuido un poco su enfado conmigo, el cual a mi parecer es una especie de ataque de celos por el que todos pasamos alguna vez con la persona que queremos. Aún con la tensión que se respira entre nosotros quiero disfrutar del poco tiempo que nos queda juntos antes que deba volver a irse, quiero exprimir cada segundo y sacar lo mejor de nosotros. Yo sé que él se hace también un poco el duro porque ha dado mucho por mí y yo no le doy respuesta porque no me doy cuenta o simplemente no sé cómo hacerlo. Pero pienso solucionarlo.

Vuelvo en autobús a casa. Es agotador estar de acá para allá en el hospital para distraerme mientras los doctores pasan revisión a Albert, luego viene el mejor momento, la lectura, que va seguida de un diálogo en el que yo misma me contesto hasta que llega la hora de volver a casa.

Preparo la comida, pasta a la parmesana para tres, pongo la mesa en la barra americana y justo cuando estoy sirviendo los platos, Louis entra por la puerta.

-¡Hola!-.

-¿Qué tal por el hospital?-.

-Sin cambios-.

-¿Y tú con los chicos?-.

-A medias de la grabación- se acerca y besa suavemente mis labios. -Esta tarde tenemos que terminar antes de ir a los estudios de la BBC-.

-¡Es verdad! Me voy aburrir mucho hoy sin ti- me pongo un poco blanda, quiero estar con él. Sé que en unos días voy a echarle mucho de menos.

-Bueno, por lo menos vas a poder descansar-.

-Sí. Que ya es hora- nos reímos y volvemos a besarnos.

No han pasado ni cinco minutos cuando la barriguita seismesina de Ash se asoma por la puerta, saluda y se sienta a la mesa.

Comemos manteniendo una agradable charla imaginando cómo será la vida con Noelle en casa ahora que queda tan poco tiempo para su llegada.

Louis se ducha, se viste para ir al estudio y terminar la grabación, quiero acompañarlo, pero debo relajarme por lo menos una tarde como dice él, así que me he puesto el pijama y voy a estar todo lo que queda de día aquí con Ash.

-¡Alice!- Mi amiga me llama desde su cuarto. Yo, que estoy en el baño viendo como Louis acaba de peinarse, voy a ver qué es lo que ocurre.

-¿Qué pasa?- Me asomo a su habitación. Veo su rostro agobiado y descompuesto.

-He tenido una contracción- al acabar de pronunciar estas palabras aprieta las manos, cierra los ojos y aprieta los dientes de dolor. -Otra vez-.

-Tranquila, ahora mismo nos vamos al hospital a ver qué es lo que ocurre- el temor de que algo pueda pasarle a mi amiga o al niño recorre mis venas llenándolas a su vez de nerviosismo.

-Duele, duele...- dice mientras intenta respirar hondo provocando en mí aún más pánico.

Llamo a Louis, él nos lleva hasta el hospital, el mismo en que está Albert ya que es el más cercano. Mi novio tiene que irse por cuestiones de trabajo, nos deja y nos desea suerte. Ojalá en un par de horas estemos de vuelta en casa.

Caprichoso destino I: ¿Quién eres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora