Capítulo 52

31 8 0
                                    

Sábado, 24 de diciembre.


-¡Feliz cumpleaños!- susurro en su oído.

Hemos dormido juntos, abrazados como hacíamos antes, como si nada hubiera pasado y hubiéramos retrocedido en el tiempo.

-Gracias princesa- se da media vuelta. Besa suave y ligeramente mis labios. Me siento viva al tener contacto de nuevo con él.

Bajamos a desayunar después de vestirnos. En familia tomamos café con vainilla y dulces caseros que hace mi padre desde que mi hermano y yo éramos pequeños, me encantan estos snacks así que pienso aprovechar para deleitarme con ellos los días que pase aquí, son dulces a la vez que salados, se trata de crema de cacahuete envuelta en chocolate.

Salimos para realizar la primera actividad que tengo preparada. Saco el coche del garaje y vamos rumbo a Los ángeles, bueno más bien a Hollywood, vamos a pasar allí la mañana y después de comer volveremos a Santa Mónica.

Caminamos por el paseo de la fama de la mano. La visita a esta pequeña ciudad que es una de las más conocidas del estado ha sido impresionante, ha revivido nuestra complicidad casi por completo, han vuelto los juegos, las risas, los gestos de cariño...

Paramos a comer algo en Musso & Frank grill, un restaurante de alta categoría de gastronomía americana. Y después de disfrutar de una parrillada tejana y diversos platos creados en mi país emprendemos rumbo de nuevo a casa.

Antes de ponerme al volante de mi coche de nuevo mientras Louis entra un momento al servicio llamo a casa.

-¿Está todo listo?-.

-Sí cariño. ¿Cómo vais?-.

-Salimos ahora mismo para allá. Por favor que no falle nada-.

-No te preocupes, está todo a punto-.

-¿Tú crees que le gustará?-.

-Claro. Ha sido todo un poco improvisado, pero si de verdad te quiere, le gustará-.

-Cuelgo que viene-.

-Vale, ahora os veo-.

-Ciao-.

Suspiro, cambio de marcha y piso el acelerador a la vez que Louis juguetea con el cordón de su chaqueta.

-¿Qué me vas a regalar?- rompe el hielo.

-¿Te parece poco el día que te he preparado? -.

-No, pero sé cómo eres y todo no se va a quedar en una suculenta comida y una visita a Hollywood-.

-Si crees eso es que todavía te queda mucho por aprender de quien es Alice Green- me río. -No tenía nada preparado, ha sido todo improvisado- Te recuerdo que hace unas veinticuatro horas estábamos enfadados-.

-¡Ah! ¿Eso quiere decir que ya no estás enfadada?-.

-No, aún sigo un poco molesta- en realidad es verdad. Esas cosas no se olvidan de la noche a la mañana, siempre queda algo, pero prefiero seguir mi teoría que dice que si actúas como si nada hubiera pasado acabas superando las cosas más rápido. -Pero es tu cumpleaños y no quiero amargarte el día-.

-Pues lo haces muy bien- sonríe pícaro y pone su mano sobre mi muslo derecho.

Aparco el coche en el garaje. Respiro hondo antes de abrir la puerta que da directa a la entrada, parece que no hubiera nadie en casa, todo está oscuro y no se oye un solo ruido cuando entramos.

Louis se acerca al salón cuando yo me vuelvo a cerrar el coche. De pronto enciende la luz. Le abrazo por la espalda cuando mis padres, mi hermano y Mia salen de detrás de la mesa.

-¡Sorpresa!- decimos a coro en alto. Él se queda boquiabierto. Creo que no tiene ni idea de lo que está pasando.

Sobre la mesa está la tarta de dos pisos cubiertos de fondant blanco y con una franja de este mismo, pero en color negro al final de cada piso. En el inferior escrito en cursiva con pasta de azúcar granate un "Happy Birthday Louis", y en el superior una combinación de letras musicales que la decoran. Sobre el pastel, un 23 de cera esperando a que lo enciendan para que el cumpleañero pueda pedir su deseo. Y al lado una pequeña montaña de regalos. No es una gran celebración, simplemente un detalle, pero creo que ya que ha dado el paso de dejar a su familia en estas fechas tan señaladas además de en su cumpleaños, de alguna forma tenía que agradecérselo y ahora que hemos arreglado lo nuestro y volvemos a acercar posturas, es algo que debía hacer por él.

Cantamos el cumpleaños feliz, él sopla las velas y reparto un pedazo de tarta a cada uno. Lo comemos charlando, contando como nos ha ido el día, lo que nos vamos a poner esta noche...

Llega el momento de abrir los regalos. Yo he tenido un poco más de tiempo para prepararlo, pero mi madre ha salido corriendo esta mañana al igual que Peter para comprarle algo.

Empieza por uno de los de mis padres, ropa. El segundo, perfume. Cosas de madres. Sigue con el de mi hermano y Mia, es un abrigo y un conjunto de gorro, bufanda y guantes invernal, perfecto para el tiempo que hace ahora en Londres. Y por último llega mi turno, por un lado desenvuelve un libro, por otro, unas Adidas de la última línea que ha sacado la marca, y por último un peluche, pero no uno cualquiera, uno especial, único. Hace unos días cuando fui a comprar todos los regalos, yo misma hice este detalle. Cogí un osito castaño claro, lo rellené con el justo algodón, elegí un conjunto de pantalones negros, camiseta con un smile estampado, chaqueta vaquera y gafas de sol. Para terminar, grabé un mensaje con mi voz en el que decía: "feliz cumpleaños, te quiero" y el sonido de un beso, que, cada vez que aprietas el muñeco se reproduce.

Ayudamos a recoger antes de salir para terminar con el último plan de cumpleaños. He cogido mis patines y los de mi hermano. Vamos a pasear sobre ruedas por el paseo marítimo.

Resbalamos rodando sobre el suelo, comienza a atardecer, su brazo ha rodeado mi cintura inesperadamente y sus labios han besado los míos antes de que salga rápidamente patinando hacia delante provocando uno de nuestros jueguecitos.

-Alice-me frena en seco tirando de mi mano haciendo que mi cuerpo se tambalee sobre los patines cuando poco después me alcanza. -Gracias por hacer que este sea uno de mis mejores cumpleaños- me besa. -Y lo siento por haberte hecho daño aunque no haya sido intencionado-.

-No. No vuelvas a pedirme perdón. Deja atrás el pasado y piensa únicamente en el futuro- pongo mi dedo índice sobre sus labios haciendo que mantenga silencio. Le quito importancia a todo lo que ha pasado. No quiero fastidiar un momento como este, únicamente deseo que todo lo que ha podido hacer mella en nuestra relación desaparezca y poder volver a lo que teníamos antes y estamos volviendo a tener.

-¿Y qué somos exactamente?-.

-No sé. Pero sigamos disfrutándolo-.


Caprichoso destino I: ¿Quién eres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora