Capítulo 24

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Entramos por la puerta de la ya conocida casa para mí.

-¿Quieres tomar algo? – dice mientras se quita la camisa vaquera quedándose únicamente en camiseta.

-Vale-.

-¿Qué te apetece?-.

-Coca cola por favor -.

-Ahora mismo señorita-.

Él va hacia la cocina. Yo muestro la confianza suficiente como para sentarme en el sillón, acomodarme y parar a analizar lo que me rodea. La verdad, estoy muy nerviosa. No sé que puede pasar esta noche. Louis realmente me gusta y si intenta algo conmigo no podré pararle.

Vuelve hasta mí con un par de latas del refresco que he elegido y el mismo número de vasos. Apoya todo en la mesa para después servirlo.

-¿Qué quieres hacer?-.

- No sé, es tu casa- me encojo de hombros vergonzosa.

-¿Te gustan los videojuegos? -.

-No suelo jugar mucho, pero, sí, me gustan-.

-¿Te apetece echar un Fifa?-.

- Vale, pero te advierto que soy muy mala-.

- No pasa nada-.

Enciende la consola. Mete el disco del juego propuesto. Me da uno de los mandos. Se sienta pegado a mí. Me da las indicaciones para jugar, escogemos equipo y empieza el juego que acaba en un lamentable 8-0.

- ¡Has hecho trampas! ¡Te has aprovechado de que no sé jugar!-.

- ¡Seguro! Si eres una manca para estas cosas no es mi culpa-.

-Idiota- me mira con cara de niño rebelde desafiante. No aparta la vista de mí hasta que empieza a hacerme cosquillas. Yo estallo a carcajadas y me revuelvo.

-¡Louis para por favor!- repito una y otra vez. Me tiene atrapada entre sus brazos cuando hace lo que le digo. Me mira a los ojos y se queda embobado. Yo le sonrío, esa mirada me transmite dulzura a la par de parecerme demasiado atractiva como para no caer en su encanto.

-¿Por qué me miras así?-.

-Porque eres preciosa-.

Saco la lengua cómica para deshacer el momento romántico. Me libero de él aprovechando que sigue embaucado, corro y subo las escaleras. Me escondo en la que parece su habitación. Parecemos un par de niños pequeños jugando a una mezcla entre pilla pilla y escondite. Me siento detrás de la puerta haciendo presión para que no pueda abrirla, suspiro y dejo escapar una silenciosa carcajada provocada por la situación.

-¡Alice sal de mi cuarto o te saco yo!- puedo oír como habla desde el otro lado mientras da suaves golpecitos a la puerta.

-¡Inténtalo a ver si puedes!- alzo la voz para que pueda oírme.

Justo en ese momento noto presión en la espalda. Me levanto y corro hasta el cabecero de la cama. Abre la puerta del cuarto, cojo un cojín, se lo tiro haciendo que el juego continúe. Sin pararse a pensar viene hacia mí. Me coge con facilidad apoyándome sobre su hombro.

-¡Louis Tomlinson bájame!- grito como una loca. Lejos de hacer lo que le pido me lleva por toda la casa hasta que me deja caer en el sofá. Nuestros labios están demasiado cerca y no puedo evitar besarle.

Nos tranquilizamos quedándonos mirando fijamente la silueta el uno del otro. Se puede respirar la tensión que hay entre nosotros. Decido romper el hielo proponiendo algo nuevo que hacer.

-¿Tienes por ahí la guitarra?-.

-Sí, claro ¿Te vas a dignar a cantarme una canción? -.

- Sí- hablo a la vez que asiento con la cabeza.

-Espera que voy a por ella- se levanta corriendo del sillón. Sube por las escaleras. Mientras tanto le miro preguntándome el porqué de no haberme acostado con él. Creo que si él no se ha lanzado es porque no está preparado y yo supongo que tampoco lo estoy. No tarda mucho en bajar. Parece el típico cantante callejero con el pelo despeinado y su guitarra colgada al hombro. -Toma. Sorpréndeme- me tiende el instrumento.

-Lo haré- le miro descaradamente. Me siento en el suelo. Él me acompaña y ante su atenta mirada empiezo a tocar.

Tras el inicio y haber comenzado con la letra de Human me equivoco de nota. ¡Mierda!

- ¿Te pongo nerviosa Alice?-.

-No- mentira. Su mirada me hace pensar en él y no en lo que estoy haciendo.

-Venga, sigue. Te escucho- le hago caso y vuelvo a empezar.

Cuando termino me aplaude. Puedo notar como mis mejillas arden y me sale una sonrisa tonta.

-Ahora es tu turno-.

- Bueno, si insistes...- coge la guitarra y comienza a entonar una canción que conozco de haberla escuchado en mi IPod. Identifico a sus a sus cantantes originales en la melodía, se trata de One Direction, deben de gustarle mucho.

Su voz me resulta familiar durante la canción y no puedo evitar decírselo. Él esquiva mi comentario.

Me convence para ver una película antes de irnos a dormir. Se tumba en el sofá y yo me acomodo delante de él apoyando mi cabeza en su pecho. Da al play del mando a distancia y comienza una película que puedo oír que se llama "cuestión de tiempo". Louis pasa su brazo por encima de mi cuerpo, estoy a gusto. Comienza a juguetear con mi pelo mientras yo hago cosquilleos en su muñeca, esto me relaja y poco a poco acabo por quedarme dormida.

Caprichoso destino I: ¿Quién eres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora