Cap 15: Situaciones incómodas

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Jordan

Finalmente, luego de meses sintiéndome como un leproso, tenía una sesión de fotos para una revista. Me parecía buena idea, siempre y cuando mostrara la menor cantidad de piel posible. Órdenes de Lydia.

<<Lo menos que quieres es que te tilden de exhibicionista>> me había dicho.

Tenía razón, si fuese una situación normal no hubiese importado, pero en la mía había que llevar las probabilidades de críticas al mínimo.
Llevábamos toda la mañana en la realización de esta.

Me hacían una sesión de unas cien fotos, cambiaba mi outfit y luego otras cien más. Así hasta un total de siete trajes diferentes.

—Tienes la piel muy irritada. Deberíamos terminar esta sesión por ahora. Hay demasiado sol —dijo Lydia frotando crema solar en mi rostro y hombros.

—¡Oh, vamos! —exclamó el fotógrafo detrás de mí —. Ahora es cuando mejor se ve el color del mar. No podemos parar.

— No era una sugerencia —le rebatió — . En la tarde podrás seguir.

Y diciendo esto se giró hacia la carpa que funcionaba como vestuario.

—¿Quién es la chica que no usa bikini? —preguntó a alguien a su lado el mismo fotógrafo irritante —. No me importaría incluirla en la sesión de hoy. Me gustaría verla en traje de baño.

—Es mi mánager —me inmiscuí en la conversación —. Y es más probable que caiga nieve aquí a que acceda a algo así.

—Ay, por favor. Nadie se niega a aparecer en una sesión de fotos con un famoso. Mira y verás.

Me mordí el interior de la mejilla hasta que sentí el sabor metálico de la sangre. Me irritaba la situación en todos los sentidos, pero esperé a ver la reacción de Lydia.

Estaba recargada en una de las mesas plásticas hablando con los demás miembros del staff y señalando algunas de las fotos que estaban dispersas por la mesa.

El fotógrafo se acercó y la llamó aparte, ella accedió, pero no muy contenta. Pude ver su expresión cambiar en el momento en el que él habló.

Negó con la cabeza y en sus labios apareció una mueca de asco. Me puse de pie en el instante en que la tomó del brazo y ella intentaba liberarse. Llegué a su lado y puse mi muñeca sobre el brazo de este.

—Dijo que no —le dije con expresión seria —. Déjala ir.

El imbécil levantó las manos en son de paz y se marchó.

—Gracias —me dijo frotándose el brazo.

—Lo siento. Es un idiota ¿Te hizo daño? 

—No te preocupes. Estoy bien. Tristemente esta es la realidad de las mujeres que trabajamos en este entorno. No es la primera ni será la última.

—Mira que proponerte a ti hacerte fotos en bikini…

—¿Cómo? Créeme, esa no fue la propuesta que me hizo —y bajó la mirada.

Sentí lástima por su confesión. No podría imaginarme todo lo que debía haber pasado durante su proceso para llegar aquí. Realmente las chicas lo tenían más difícil.

Decía mucho del tipo de persona que era. Tal vez me equivoqué con ella.

La lluvia se ha detenidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora