Capítulo 59: No pienso perdonarle

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Lydia

La mañana siguiente estaba en mi oficina, haciendo algunas actualizaciones y preparando algún que otro detalle de mi maestría cuando alguien decidió hacerme una visita inesperada.
–¿Lydia? —la voz de Hilda me hizo levantar la vista de mi ordenador —. Aquí está tu mamá. ¿La hago pasar?
—Sí, claro —respondí sorprendida de que me saliera tan natural. Inmediatamente comencé a arreglarme la ropa, el cabello y me retoqué el labial. Como si estuviera a punto de entrar en un certamen de belleza. Que, en cierto punto, lo estaba.
Sus piernas largas y delgadas hicieron entrada con unos tacones de aguja, incluso más centímetros de alto que los míos. Llevaba una blusa de mangas fucsia, un pantalón de color blanco y unos tacones de color beige. Apenas me localizó con la mirada, me recorrió con esta de abajo hacia arriba.
—El rojo nunca ha sido tu color, cariño —dijo refiriéndose a mi vestido.
–No es rojo, es syrah –la rectifiqué. Esbozó una media sonrisa, la cual desapareció inmediatamente.
–Como digas. ¿Tienes una pausa para almorzar? Podríamos ir juntas.
Por un momento me quedé inmóvil. ¿Ella invitándome a almorzar? Esto tenía que ser una broma. No recordaba haber cenado juntas jamás.  Algo debía querer.
—¿Qué quieres, Lucía? —le pregunté haciendo énfasis en su nombre —. Nunca te has molestado en venir a mi lugar de trabajo. Y ahora apareces sin avisar y a almorzar.
—¿No puedo querer pasar un rato de calidad con mi única hija?
—Nunca antes te ha importado.
—Vale. ¿Me puedo sentar? —asentí señalando una de las sillas que quedaba en frente mío. La ocupó.
—He escuchado que sales con ese actorcillo…Jonathan algo así.
—¿Cómo sabes?
–Ay, cariño. Las noticias vuelan.
—Es Jordan, y sí estamos saliendo, pero no es algo público. Por el momento lo mantenemos en secreto.
—Sí, por el momento es la frase clave. Sabes bien que nada de esto es por mucho tiempo. En cualquier momento se filtrará una foto, un comentario, una indiscreción y después de eso olvida tu vida privada para siempre. No creo que estés preparada para todo lo que implica. Odias las intervenciones en tu plano personal. Además, con un actor ¿en serio? Su trabajo es fingir cosas que no siente. ¿Qué tiempo pasará antes de que aparezca otra famosa y quiera estar con él? O aparezca una modelo. Por favor, piensa lo que haces. Y fíjate si vale la pena. Acuérdate de lo que me pasó a mí.
—Sí, como olvidar que por perseguir a aquel cantante te olvidaste de que tenías una familia que cuidar. Y al final no resultó ser lo que pensabas. Ahora, si me disculpas, tengo mucho que hacer.

Ella rodó los ojos y se perdió en la puerta, al salir casi tropieza con Jordan que iba entrando en ese instante. Pude ver la mirada juzgadora que le lanzó al verlo pasar a su lado. Definitivamente nunca iba a cambiar. Mirar mal le salía del alma.
—¿Quién era? —preguntó antes de darme un suave beso en la frente.
—Mi madre —respondí desinteresadamente. Y él asintió con los labios en forma de O.
—Lydia ¿por qué no te llevas bien con tu mamá? —me dijo una vez que tomó asiento frente a mí.
—Por cosas que no pienso perdonarle, y al parecer no le importa tampoco que lo haga. Es mejor así, hace tiempo que no necesito de ella. 
—Es tu mamá —me recordó —. Siempre vas a necesitarla. Aunque lo niegues. ¿Ya terminaste ahí?
-—J, son las diez de la mañana. Por supuesto que no he terminado.
–Vale ¿Qué tal si te recojo en la tarde cuando acabes para ir a un lugar?
Sonreí y asentí. Él se puso de pie de un salto, vino hasta a mí y me besó.

La lluvia se ha detenidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora