Lydia
Los días previos al juicio de Jordan fueron raros, como si un aura de oscuridad se hubiese cernido sobre nosotros.
Unas horas antes de este, nos reunimos en el apartamento que había rentado, junto a los abogados para ensayar nuestros testimonios. Al irse estos nos quedamos en soledad Dan, Grace, Jordan y yo. No necesitaba a nadie más reprochando y discutiendo.
—Deberíamos buscar algo de comer — sugirió Dan.
–Sí, iré contigo —afirmó Grace —. Me llevas hasta la farmacia más cercana. Olvidé comprar mis medicinas y la prescripción casi caduca. Ustedes ¿qué van a comer? —preguntó refiriéndose a nosotros.
—Lo que quieras —respondí.
—Yo igual —acordó J —. De todos modos, ni hambre tengo.
–Vale —dijo Grace —. Esperen aquí e ignórense, por favor. Para evitar tragedias.La sala quedó en silencio cuando ambos salieron. Me dejé caer en un mueble y tomé mi teléfono leyendo una y otra vez mi testimonio. A esas alturas estaba en modo avión, tanto el móvil como mi mente.
Pasaron varios minutos hasta que escuché a Jordan resoplando. Giré un poco la cabeza y pude verlo batallando con el nudo de la corbata. Pensé dejarlo hasta que Grace llegara y lo hiciera ella misma, pero me puse de pie y fui hasta él. Tiré de su hombro hasta colocarlo frente a mí. Tomé su corbata y comencé a atarla correctamente. Su mirada fija en mí.
—Gracias.
—¿Por atarte el nudo?
—Por ayudarme. Podrías renunciar a todo esto con una llamada, sin embargo, aquí estás.
–No estoy haciendo esto por ti, sino porque es lo correcto. No te hagas ilusiones —dije soltando el nudo de la corbata.
—Por algún motivo, ayudarme es lo correcto. Y por eso es que te estoy dando las gracias.
—No parecías recordar todo lo que me debes cuando decidiste llevar a esa chica a la cama —escupí las palabras como si fuesen veneno.
—¡Ay, mierda! ¿Cuántas veces tengo que disculparme? Además, no hice nada con ella.
—Tal vez no. Pero esa era tu intención cuando la llevaste aquel hotel — sentencié —. No me hagas pasar por tonta que no tengo edad para eso.
En ese instante me percaté de que la petición de Grace de ignorarnos hubiese sido lo mejor. Le di la espalda y juré que no le hablaría en todo el tiempo que nos quedaba dentro de la habitación, pero fracasé.
—Oye…
—Igual, nada de eso me importa ya en lo más mínimo. Soy tu representante, no tu novia. No me des explicaciones.
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La lluvia se ha detenido
RomanceLa pasiva y organizada vida de Lydia Frey se ve sacudida cuando le proponen trabajar siendo la representante de Jordan Greg, actor y modelo. Quien pasó de estar en la cima de su carrera, al fondo de esta, provocado por varios escándalos y situacion...