051.ᴅᴀʟɪᴀ ᴠɪᴏʟᴇᴛᴀ

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ᴅᴀʟɪᴀ ᴠɪᴏʟᴇᴛᴀ

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━━━1 de Mayo

ME MUDÉ UNA TEMPORADA CON PAPÁ.

Contrario a lo mucho que quería usar mi nuevo dormitorio, ahora tenía un lugar más o menos permanente en el palacio del dios del amor.

Resulta y acontece, que papá y Apolo estuvieron de acuerdo en otra cosa más.

Aceptaron que yo fuera quien tomará venganza contra Klaus, con la condición de que recibiría un entrenamiento especial.

Damas y caballeros: un entrenamiento directo desde el Olimpo.

Ahora tenía un entrenador personal inmortal, mi propio novio. El “mejor atleta, el perfecto arquero y el guerrero más fuerte”, según él, que había disponible en todo el Monte Olimpo.

Hércules podría tener algo que decir al respecto sobre eso.

Se ofendió un poquito cuando se lo dije, y luego tuve que escuchar un discurso de dos horas sobre cómo Hércules jamás pudo vencerlo. 

Me contó que una vez quiso robarle un banquito a su pitia en Delfos porque no le gustó la profecía que le dio. Apolo tuvo que aparecer para defenderla, y ambos estuvieron tironeándose el banquito por horas sin lograr nada, hasta que Zeus tuvo que intervenir porque sus dos hijos se andaban comportando como niños, y le ordenó a Hércules que le devolviera el banquito a su hermano.

¿Ya ves? Ni el hombre más fuerte de la tierra pudo conmigo —me dijo luego de contar la historia, mientras flexionaba sus brazos para mostrar su fuerza.

No le dije que técnicamente él tampoco le ganó, porque estaba más entretenida viendo como los músculos se tensaban y relajaban. 

Y si soy bien honesta, tampoco me iba a quejar de qué el me entrenara. Era muy buen guerrero, después de todo, le había ganado en velocidad a Hermes y en boxeo a Ares.

«Aunque a Ares cualquiera le gana».

Era inteligente, rápido, fuerte. Cada día me entrenaba en distintas técnicas de pelea, y apreciaba muchísimo que no me compadecía por ser su novia, mucho menos por ser mortal. Supongo, que si bien el hubiera preferido mantenerme en su templo, entre almohadones y plumas, se había dado cuenta que lo mejor que podía hacer por mí, era darme las armas para que nunca estuviera desprotegida.

Y había un plus que era el que más disfrutaba.

—Muy bien, ahora vamos a practicar con el arco —dijo poniéndose de pie, se pasó la mano por la frente, quitando el cabello que le caía sobre los ojos.

ʟᴏꜱ ʀᴇɢᴀʟᴏꜱ ᴅᴇʟ ᴀᴍᴏʀ || 𝗔𝗽𝗼𝗹𝗼 #1.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora