La castaña salió de la mansión. No quería molestar a su madre cuando tomaba su medicina, Zinnia le había explicado que su madre no debía agitarse o preocuparse. Sin importar las veces que su madre le había dicho, que ella no era ninguna molestia, y que adoraba su compañía. Ella prefería que su madre estuviera tranquilo.
Camino hacia los columpios que sus tíos habían puesto para ella bajó los árboles. Pero al llegar había un niño en uno de los columpios, no le molestó. Pues, sus padres le habían enseñado a compartir, que todas las personas en la villa, eran su gente, y que ella como hija de los futuros líderes debía ser gentil, generosa y amable.
Así que no le tomo mucho importancia y tomo asiento en el otro columpio vacío. Para la niña fue imposible no mirar al niño.
Cabello negro, ojos negros, y de expresiones serias.
— ¿Quién eres?— inquiere Cassandra mirando al niño el cuál es posiblemente dos años más grande que ella.
El pequeño la miro por unos breves segundos, antes de ignorarla y seguir columpiandose.
— Te hice una pregunta. ¿Quién eres? — insiste la castaña, pero el niño se encogió de hombros. — ¿Eres mudó? — Cassandra resopló. — Eres mudo, o eres un tonto.
— No soy un tonto — respondió el niño, y Cassandra sonrió.
— ¡Ah! Entonces puedes hablar — ella sonrió — ¿Me dirás quién eres? — Él nego y ella resopló. — Que aburrido eres.
— Fastidiosa. — ella lo miro indignada
— Tonto
— Bobalicona
— Maleducado
— Llorona
— Cara de globo
— Fea — Cassandra entrecerró los ojos.
— No soy fea, soy bonita. Mírame bien — ella llevo una mano a su mejilla sonriendo dulcemente como lo hacía todas las veces que deseaba algo.
Él niño la miró. Efectivamente esa niña horrenda era bonita, pero no lo iba a admitir, ella era muy fastidiosa.
— ¿No te parezco bonita? — el niño resopló.
— No. Mientras más te miro, más fea eres.
La castaña hizo un puchero con sus labios soltando leves sollozos, y llevando sus manos a su cara, llorando.
Él resopló. Odiaba ver a las niñas llorar. Se acerco a la castaña y puso una mano sobre su cabeza, él era más alto que ella, así que había una pequeña diferencia de altura.
— Está bien, no llores. Eres bonita, muy bonita — respondió dando pequeñas palmas en la cabeza de la castaña.
Cassandra saco sus manos de su rostro y levanto su mirada hacia el niño de ojos negros.
— ¿De verdad?
— Mhm — él asintió y ella sonrió — Pero sigo creyendo que eres rara.
— Y tu un aburrido. — él nego ante el cambio de humor de la castaña. — ¿Quién eres? Conozco a todos los niños de la Villa, tú eres nuevo.
— Mi padre es el jefe de seguridad de la familia Romanov, es el encargado de proteger a la familia — explico con orgullo el niño. — ¿Tú... quién eres?
— Me llamo...
— ¡Matthias! — ambos niños voltearon hacia el hombre vestido de negro.
El alfa se acerco a ambos niños, e hizo una leve inclinación ante la niña de cabello castaño y ojos de color miel.
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Un Voto De Honor Y Sangre | Duologia Dulce Condena #1
Любовные романыSus familias se odian desde siempre. Incluso ellos debian odiarse por los problemas del pasado, pero cuando un operativo sale mal, Vlad Románov y Victoria Ivanov, llegan a un acuerdo. En un intento de unir ambas mafias y familias, ambos líderes, co...