Capitulo 64: Miembro de la familia.

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Tenía veintiún años y había cometido errores en la mayoría de esos años. También pudo haberse ahorrado centenares de problemas si hubiese sido más listo y cortado todos los lazos con la mujer que alguna vez consideró su madre.

Toda su niñez y adolescencia se había dedicado a ser el niño de mamá, con la esperanza de que su madre lo amara como amaba a aquellos que eran sus hermanos. Todas las noches miraba la puerta de su habitación, esperando que su madre entrara a su cuarto y le diera un beso de buenas noches o al menos una simple caricia de cariño. Incluso se quedaba despierto horas hasta la madrugada, pero aún así, ella no venía.

Aún recuerda la primera vez que su madre lo llamó. Le había dicho "mi querido hijo", palabras que tenían una intención oculta. Torpemente, había creído en ella y la había seguido. Si tan solo hubiese sido más listo, no habría permitido que su madre lo llevara a la habitación de Colin, donde lo encerró, dejándolo a merced de su hermano mayor, que estaba en su celo.

¿Cómo podía un hermano hacerle daño a otro?
¿Cómo podría una madre permitirlo y hacer oídos sordos ante los gritos de súplica de su propia sangre?

Eso era algo que aún no podía comprender.

Victoria había permitido que abusaran de él. Ella había consentido todo eso, lo había consentido por él.

Primero fue su hermano, su sangre.
Luego el primo de Danil, el sobrino de Danil, los hombres con los cuales su madre hacía tratos.

¿Pero quién creería que ellos también eran su familia?

Luego fue vendido a un burdel por medio año, donde fue sometido a drogas, a cantidades de hombres que disfrutaban viéndolo retorcerse de dolor, hombres que disfrutaban tocar su cuerpo y escuchar sus súplicas. Y cuando finalmente Victoria lo volvió a sacar de aquel burdel, tuvo una pizca de esperanza de que todo cambiaría, o eso creyó, hasta que ella permitió que Colin volviera a abusar de él y lo golpeara.

Qué ingenuo.

Y entonces... se casó con Aleksander y finalmente su corazón estuvo en paz. Pero nuevamente se equivocó, porque Victoria jamás lo dejaría en paz, mucho menos después de que Jayden se enteró que Danil era su tío.

El Omega sacudió la cabeza levemente para luego mirar hacia delante. Llevaba dentro del coche alrededor de veinte minutos. Soltó un sonoro suspiro antes de sacar la llave del coche y salir de él.

Rápidamente, el coche en el que iban sus guardaespaldas se detuvo y de él bajaron cuatro guardaespaldas. Los hombres con traje se acercaron a él con rapidez, uno a cada lado.

— ¿Está seguro de esto, señor Jayden? — preguntó uno de los guardaespaldas.

— Sí, estoy seguro — respondió el Omega con un tono firme.

Jayden se dirigió hacia la entrada de la mansión, fuertemente custodiada por varios hombres. Al ver al joven de ojos verdes y cabello castaño, estos no pudieron evitar observarlo con sorpresa.

— Estoy buscando al señor Francisco Ivanov — dijo el Omega con determinación.

— ¿Usted es...? — uno de los guardias comenzó a preguntar, pero fue interrumpido.

— Soy Jayden Romanov — los hombres se miraron entre ellos y asintieron antes de hacerse a un lado, permitiéndole el paso al Omega.

Uno de los guardaespaldas guió al Omega hacia el interior de la mansión. Sus pasos resonaron en aquella lujosa mansión. Jayden estaba sorprendido; era más lujosa de lo que le gustaba.

— El señor Ivanov bajará en un momento — informó el guardaespaldas, y Jayden asintió antes de quedarse solo en aquella gran mansión acompañado de sus guardaespaldas.

Un Voto De Honor Y Sangre | Duologia Dulce Condena #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora