Capítulo 04: Alfa y Omega

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No recuerda el camino hasta aquí o al menos quiere fingir que no es así, hoy deja el hogar de su familia y del amor que le proporcionarán, hoy mueren mil cosas en una sola noche. El único consuelo que puede recibir es el saber que Roan ahora vive en la misma villa y se mantendrá cerca o al menos tanto como su futuro esposo le permita.

Puede escucharlos desde la habitación donde está siendo preparado las llamas que hacen la madera crujir en las hogueras, ambas villas danzan, cantan y comen en celebración, ¿por qué no lo harían?, es la boda que une a las dos familias mas poderosas. Las guerras terminarían, los problemas igual, y de eso modo podrían permanecer todos a salvo.

Así que él se calla y deja que lo vistan con prendas blancas de omega, trenzan su cabello, pintan sus manos y lo adornan con joyas de oro y piedras de cristal rojo. Puede sentir los ojos de su madre en él incluso si no pudiera verla en el reflejo del gigante espejo, trata de sonreírle pero lamenta que haya salido más como una mueca que no ayuda con su angustia más no habla hasta que las mujeres terminan con él.

— Déjenos solos — sin dejar tiempo a vacilación o negación, así es su madre para las mujeres que la habían acompañado desde villa Bogdan. Ella tomó su velo rojo y le cubrió el rostro  — Te ves hermoso, Jayden. — murmuro la mujer mirando a su hijo.

— Fui adornado para ovación... a partir de hoy ya no seré un niño, madre — a la dama roja se le estrujo el corazón, muy en el fondo quería a ese niño.

Sus miradas siguen entrelazadas, ninguno quiere perderse nada, no están dispuestos a ceder. Jayden mira los hermosos ojos grises de su madre, y recuerda cuantas veces deseo tener ese mismo color de ojos, cuantas veces deseo ser parecido a ella, ser...perfecto. Pero el sabia la verdad, su madre jamás lo quiso como quería sus hermanos, jamás lo vio como suyo, como su sangre, sino, que lo vio como algo que la atormentaba.

— ¿Puedo preguntarte algo? — Victoria asintió — Si Roan, Colin o tal vez Alaric debían casarse ¿Hubieses cedido tan fácil como lo hiciste conmigo? — Victoria se sorprendió al oír la pregunta del niño.

— Jayden...

— Responde, ¿Si los Romanov hubiesen pedido a uno de mis hermanos, hubieses aceptado? — el quería escuchar un "si" saliendo de los labios de su madre, quería que ella lo mirara a los ojos y le digiera que los amaba por igual y que entregarlo le dolía. Pero no fue así, su madre solo guardo silencio.

— Yo...

— ¿Aceptarías, mama? — Victoria suspiro antes de negar.

— No, jamás lo habría aceptado — esas palabras fueron como una apuñalada a su pecho, y eso solo le recordó nuevamente que su madre no lo quería.

Jayden sintió sus ojos cristalizarse y soltó una pequeña risa amarga. Ella jamás lo iba a querer, y era por esa misma razón, que a ella no le dolía entregarlo en bandeja de plata a los negros.

A la lejanía escucha la música cambiar a un ritmo de tambores y cascabeles. Su madre intenta acercarse, pero el retrocede no queriendo que ella lo toque.

— Es hora, afuera ya te esperan — madre e hijo miraron en dirección a la puerta, Danil entro a la habitación preguntándose porque su esposa e hijastro tardaban tanto. — ¿Esta todo bien? — pregunto Danil mirando el rostro triste de su hijo. El omega le sonrió débilmente antes de salir de la habitación.

El aún no había visto nada así que la curiosidad fue genuina al salir. Su boda fue una de las afortunadas que pudo darse antes del invierno así que los pasajes podrían ser decorados con flores frescas, había guirnaldas blancas adornando los cielos y todo el camino fue bañado en arroz y pasas. Las bodas como eran tradición en las familias se realizaron fuera de las villas, había muchas fogatas pero las principales estaban hasta el final, casi al comienzo del poblado, tres hogueras inmensas, las que estaban a los lados se reunían las personas de mayor jerarquía y en la del medio era para la familia principal; frente esta última será donde se enlazarían.

Un Voto De Honor Y Sangre | Duologia Dulce Condena #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora