Capítulo 33: Latidos

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— Eso es, solo un poco más — Jayden cerro los ojos con fuerza cuando Arwen lo obligó a adentrarse a la tina.

No era por la temperatura del agua, sino por el dolor que estaba sintiendo al tener que hacer algún movimiento. Su salud y su complexión física era realmente preocupante.

Su rostro estaba pálido, pero también como si le hubiesen seccionado la sangre. Su cuerpo está más flaco, podría decirse que desnutrido, incluso a Arwen le daba miedo tocar al niño, pues, su cuerpo estaba tan débil que la marca de su mano o dedos se marcaban en los brazos del Omega.

— El agua, con hierbas curativas y nutritivas, calmarán tu dolor y fortalecerá tu cuerpo. Solo debes permanecer en el agua caliente hasta que esta se enfríe — Jayden asintió ante las palabras de la bruja e intento relajarse a pesar del dolor.

Estaba a solo unas semanas de poder dar a luz, lo cual deterioraba cada vez más su salud, ni siquiera era capaz de ponerse de pie sin sentir mareos o querer vomitar, incluso en varias ocasiones se había desvanecido. Se le dificultaba comer, y las veces que lo hacía apenas y podía mantener la comida en su estómago, ni siquiera el té que había conseguido su esposo podía ayudarlo.

— Iré a prepararte un tónico, tal vez este te ayude — el omega asintió.

Cuando Arwen salió de la habitación, tibias lágrimas se deslizaron por las frías mejillas del omega. Solo quería que todo esto acabara rápido, su bebe estaba comenzando a dolerle demasiado, amaba al bebe dentro de su vientre, pero le dolía cuando su pequeña luz se movía.

Escucho el ruido de la puerta del baño, ser abierta, y abrió sus ojos encontrándose con su esposo. El alfa estaba recargado en el marco de la puerta del baño, de brazos cruzados mientras lo miraba serio, pero se podía notar la preocupación en su mirada.

— Salgamos — el omega lo miro confundido. — Hay un lugar que quiero mostrarte, desde que nos casamos hemos estado encerrados en esta gran mansión. Le he preguntado a Arwen, ella dice que está bien, que tomar un poco de aire fresco, te hará bien — Aleksandr se acerca a su omega — Claramente, iremos primero en coche, por tu seguridad y la del bebe, luego si quieres podemos caminar un poco.

— ¿Eso es seguro? — pregunta el omega — No quiero que nada malo suceda.

— Todo estará bien, llevaremos a Cassy, es hora de que la pequeña salga de esta mansión y vea la naturaleza. — Jayden asintió y Aleksandr se agachó a su altura para depositar un beso en su frente.

— Si tú dices que todo está bien, entonces lo esta — sonrió el Omega.

Luego de que el omega terminara su metido "curativo" y que se alistara para salir junto con su familia. Aleksander lo hizo subir a uno de los coches de la villa. Aleksander manejaba, Jayden iba de copiloto y Cassandra iba como pasajera en la parte de atrás mientras jugaba con sus peluches, la niña había hecho varios mohins con sus labios si no le permitían llevar sus muñecos.

— ¿En donde estamos? — cuestionó el omega observando los hermosos árboles con flores.

— Es una sorpresa, cariño — respondió el alfa sin despegar su mirada del frente.

Luego de unos minutos más de viaje, llegaron a un lugar, un poco lejos de la villa pero sin salir de los límites de la villa. Aleksander estacionó el coche, y rodeó el auto, primero le abrió la puerta a su hija, la cual salió feliz con un peluche de conejo en sus manos, luego le abrió a su omega, el cual le agradeció y se sostuvo de su brazo para no perder el equilibrio.

—  ¿Ahora me dirás donde estamos? — Aleksander sonrió.

— Mi madre nos traía a mis hermanos y a mí cuando éramos niños. Ella decía que era un lugar especial, un lugar donde uno podía sentirse feliz, en paz — respondió el alfa mientras caminaba con su omega aferrado a su brazo mientras que su hija caminaba delante de ellos, deteniéndose de vez en cuando para recoger flores.

Un Voto De Honor Y Sangre | Duologia Dulce Condena #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora