Capítulo 4

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Las muestras fueron dejadas en el laboratorio, debido a que el examen de ADN es un proceso cuidadoso y le tomarían saber la verdad después de una semana.

Bruno aparecía concurrentemente en la casa de la familia Miranda, se instalaba en el cuarto de su mejor amigo siendo asesorado por un joven con una especie de alma vieja que asumía el papel de profesor porque deseaba verlo con notas sobresalientes. Para un joven sin recuerdos, dedicó mayor parte de su tiempo en los estudios porque no disfrutaba pasar las materias de una forma tan deprimente o pagando por ello, quería dar lo mejor de sí y era alguien quién cumplía con su palabra porque en poco tiempo logró ocupar los primeros puestos obteniendo el asombro y orgullo por parte de sus profesores así como sus compañeros de clase quiénes cambiaron el chip que tenían sobre César creyendo que las personas pueden mejorar.

— ¡Ábrelo de una vez! —Exclamó Ivette impaciente al ver como el chico mantenía el sobre sellado.— Lo siento, me mata la curiosidad tanto que ayer no pude dormir... —Susurró al aferrarse con fuerza de la almohada y de un momento a otro vio como él dejó el sobre a un lado de la cama.—

— Hazlo tú, no puedo hacerlo.

— Tienes que tomar las riendas de tu vida, ábrelo.

— No lo haré.

- Que lo abras. —Demandó al levantar la voz, logrando que el joven volviera a tomar el sobre y después de varios minutos lo abrió, retirando la hoja que contenían los resultados de ADN.— ¿Qué dice? —Ivette se acercó un poco hacia él, notando como la expresión reflejaba una mezcla de emociones de tristeza y felicidad al mismo tiempo.— ¿Salió positivo, verdad?

— Soy...soy...el...yo...son mis padres. —Admiró a Ivette y decidió abrazarla, lleno de emoción pudo sentir aquel sentimiento de felicidad total.— ¡Son mis padres! —Repitió entre lágrimas, manteniendo el abrazo que por primera vez Ivette mantenía el contacto físico ya que era de las personas que no toleraban aquella confianza con personas que apenas conocía.— Son mis padres, volví con mis padres.

Ivette se mantuvo en silencio ante las palabras de aquel joven, dejó que se expresará libremente y solamente le ofreció lo único que podía, el cual era el apoyo emocional porque no tenía las palabras correctas o quizás simplemente no eran necesarias.

                                  ∞∞∞

Por otro lado, demasiado lejos de la casa de la familia Miranda se encontra el verdadero César. El joven mantenían un trabajo en una construcción, vivía acompañado de una señora mayor quién lo cuidó desde bebé y tenía una amiga quién era estudiante en un instituto, se preparaba para ser aeromoza.

— Allí viene tú novia. —Alzó la voz al darle un pequeño golpe con el codo a César quién estaba concentrado en hacer bien su trabajo.—

— No sé que espera para hacerla suya, esa chica está tan enamorada...

— Me parece muy hermosa, si no vas a aprovechar el plato servido entonces deja la comida para los demás.

— Callénse. —César dejó a sus compañeros de trabajo, quienes eran una mezcla de jóvenes y señores mayores. Se dirigió hacía Jazmín quién llegaba con una lonchera en la mano, que fue enviada por la señora Martha, quién era como una abuela para ella.—

— Debes de estar cansado, ahora debes reponer energías y seguir trabajando... —Con una sonrisa la jovenzuela admiraba a César, el muchacho no le prestaba tanta atención ya que el hambre era mucho más importante.— ¿Sabes en donde hay un baño público? No debí de tomar tanta agua.

— En la esquina hay un restaurante, ve allí.

— En cinco minutos regreso. —Jazmín dejó a César sobre la banca y se dirigió al restaurante.—

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