Capítulo 52

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Lucas admiraba como su sobrino disfrutaba del helado, después de clases fue a recogerlo al colegio y Jazmín no tuvo objeción ya que podía ver como poco a poco Aarón recuperaba esa luz y felicidad como cualquier niño.

— No quiero volver a casa. —Decía el niño al terminar de limpiarse los labios con la servilleta.—

— ¿Por qué? Tu madre es una buena persona.

— Es él quién me da miedo... Quisiera que mi madre y yo vivamos lejos de él.

— ¿Te ah golpeado en algún momento? —Preguntó al acariciar el cabello del sobrino, quién mantenía la cabeza agachada.— Puedes confiar en mí.

— Yo quiero a mi padre, pero él no es una buena persona.

— ¿Qué quieres decir con eso?

— Se me hace tarde para mis clases particulares, debo volver a casa. —Aarón tomó la mochila y la llevó detrás de la espalda, acompañado de Lucas fue dejado al frente de su casa en donde el profesor de matemáticas ya lo esperaba.—

Por otro lado, Ivette continuaba con el trabajo hasta ser sorprendida por su esposo quién ingresó a la oficina acompañado de un ramo de rosas. Ambos tomaron asiento sobre el sillón y Lucas empezaba a leer aquel poemario, uno que Ivette disfrutaba releer; el libro era "El amor, las mujeres y la vida: Poemas de Amor" del escritor Mario Benedetti.

Tal como una vez se habían prometido, Lucas leería un libro e Ivette se colocaba sobre sus piernas para poder descansar a través de la narración.

— El abogado Víctor dio un falso testimonio y la investigación sobre el intento de asesinato sobre mi padre está siendo revisado. —Susurró al contemplar aquellos ojos de color caramelo.— Sé que mis formas han cambiado, pero debo hacerlo.

— En esta vida no todo se consigue de manera legal... Además tú eres la víctima y César es el asesino.

— Como sabes, tu padre es el siguiente. —Aquellas palabras lograron que Ivette se pusiera de pie.— Desde el momento en que me colocaron en esa celda, comprendí que las personas que dicen apoyarte pueden traicionarte en cualquier momento.

— Lo sé.

— ¿No vas a guardarme rencor, cierto?

— Gracias a él pude de cierta forma superar aquel trauma, en su momento tomó una decisión drástica pero me ayudó. Cuando era niña las cosas eran más fáciles, luego crecí y solo me importaba la ropa de diseñador junto con los chicos guapos, todo parecía estar bien en mi vida o eso creía. —Ivette bajó la mirada sobre aquel anillo de compromiso y se dio la vuelta para tomar de las manos a su esposo.— No puedo odiarlo completamente porque es mi padre, pero debe pagar por lo que hizo y de manera legal solo estaría cumpliendo con sus errores.

— Quiero que sepas que tú eres la única persona en quien confío, eres mi esposa y te juro por mi vida que jamás te dañaré de ninguna forma.

— ¿Estas seguro de hacer ese juramento?

— Completamente, jamás te dejaría porque eres lo único real en mi. —Lucas dejó dos besos en cada mano, para luego abrazarla.— No importa lo que suceda en el futuro, yo confío en ti y desearía que me acompañes hasta que la vida me alcance.

— Te acompañaré. —Susurró la esposa al sonreír, acariciando el cabello de Lucas pudo mirarlo.—

                                   ∞∞∞

César llegó a la empresa, subió por el ascensor mientras tenía mucho pensamientos consigo fue entonces cuando ingresó a la oficina en donde Lucas lo esperaba. Ambos hermanos se miraron por unos segundos en silencio y César se arrodilló ante él.

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