Capítulo 12

9 1 0
                                    


Después de un rato Ivette se tranquilizó, al quedarse sentada al borde de la cama podía admirar detalladamente la muñeca tejida a mano y no dejó de sonreír desde que la vio, un sentimiento de felicidad acompañada de añoranza.

— ¿Sabes, algo? La muñeca que yo tenía cuando era niña fue un regalo por parte de mi abuela materna quién falleció hace cuatro años. —Al dejarse caer sobre el colchón consiguió que Lucas la siguiera, colocándose del lado para poder prestarle atención.— No te imaginas lo tan inseparable que me volví con esa muñeca, la llevaba a todos lados hasta que de un día para otro desapareció... Lo único que me dijeron mis padres que seguramente por error la empleada terminó en la basura, estuve días llorando y sin querer comer, pedí a Dios que me devolviera a mi muñeca pero no volvió. —En ese momento Ivette optó la misma posición que Lucas, quedando cara a cara con el joven y sin perder el contacto visual.— Hasta hoy, creo que Dios toma el tiempo necesario en darte lo que tanto deseas.

— ¿Eso significa te gustó tu regalo de cumpleaños?

— Es el mejor regalo que me hicieron después de mucho tiempo, gracias.

— Entonces debería guardarlo y pasado mañana deberás de sorprenderte, porque se suponía que debías verlo después. —Al sentarse correctamente buscó la caja para la muñeca, obteniendo una postura muy posesiva por parte de ivette.— Lo guardaré.

— Pero es mía, es mi regalo.

— Te lo tengo que dar en tu cumpleaños, no-

— Es mi muñeca. —Se rehusó a entregarle el regalo y por un momento Lucas casi lograba arrebatarle el obsequio, pero Ivette fue más rápida al ponerse de pie.— Un día antes o dos, no cambia nada.

— ¿De verdad vas a hacerme correr? Te advierto que soy rápido.

— ¿Crees que cinco medallas de oro me impresionan? —Sonrió al mirar alrededor buscando el mejor lugar para escapar, durante unos segundos se miraron y después empezó un inesperado juego que terminó con ambos en el jardín correteando como si de dos niños se tratasen. Cuando Ivette planeaba ocultarse en la cocina, fue detenida por un abrazo repentino por parte de Lucas quién con un solo brazo lograba inmovilizarla.— ¿En serio, vas a actuar de esta forma? Realmente eres... —Se quedó en silencio al ser liberada, al girarse pudo notar como Lucas había establecido una distancia para los dos.—

— Puedes llevarlo, olvidé que tenía tarea que hacer, así que vete antes de que cambie de opinión.

— Ok. —Ivette volvió a la sala en donde se encontraba su bolso, antes de salir vio como Lucas continuaba parado como una estatua en medio del jardín y antes de decirle algo prefirió volver a casa en donde podía pasar más tiempo con el obsequio.—

— ¿Qué fue eso? —Preguntó Jazmín al salir por la puerta trasera de la cocina, sin querer terminó por verlos.—

— ¿De qué hablas?

— Estaban jugando, de un momento a otro ya la tenías en tus brazos y después te alejaste... Es extraño. —Susurró al cruzar los brazos, al caminar pudo dar un par de vueltas en círculo observando detenidamente a Lucas.— Solo actuas de esa forma con las chicas que te gustan, te vuelves demasiado tonto ¿Es eso? ¿Ella te gusta?

— No ¿Cómo crees? —Soltó una risa nerviosa, pero era imposible engañar a alguien quién te conocía casi perfectamente.—

— ¡Te gusta!

— ¡Cállate!

— ¡Te gusta, Ivette! ¡Te gusta! ¡Te gusta! —Comenzó a reír al correr por toda la casa, consiguiendo que Lucas simplemente soltará un suspiro.— ¡A Lucas le gusta Ivette! ¡A Lucas-

••• Golden Boy •••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora