Capítulo 54

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Aarón permanecía en el jardín, podía jugar con sus amigos mientras las madres tomaban el té

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Aarón permanecía en el jardín, podía jugar con sus amigos mientras las madres tomaban el té. Al finalizar la reunión, madre e hijo cenaron juntos como muchas veces y después de lavarse los dientes, la madre se quedó apegada al niño mientras dejaba un beso sobre el cabello, abrazándolo con más fuerza para poder encontrar paz en sí misma.

Después de una semana, Aarón se dirigió hacía la empresa que había establecido su tío y fue llevado hacía la oficina debido a que Lucas estaba en una reunión.

— ¿Tus padres saben que estás aquí? —Preguntó el arquitecto al verlo muy cómodo en el sofá.— Llamaré a tu madre al menos, no quisiera que se preocupe. —Soltó un suspiro al coger el teléfono y llamar a Jazmín, como no respondió las dos llamadas decidió dejarle un mensaje.— No es bueno que vayas a cualquier lugar sin avisarle a tu madre, no tienes idea de lo peligroso que es el mundo.

— Lo siento, tío. —Aarón bajó la mirada al sentir como Lucas se sentaba al lado suyo.—

— ¿Quiere chocolate caliente?

— Ya no soy un niño, en un mes cumpliré diez años.

— Claro, como digas. —Alzó ambas cejas al sonreír y encargar el pedido a la secretaria.— ¿Qué pasa? Estas más callado que de costumbre, sabes que puedes confiar en mí.

— Quisiera ser arquitecto de grande, lo iba a confesar en mi cumpleaños pero...quería que lo supieras.

— ¿Arquitecto?

— Quiero ser como tú cuando crezca, eres mi modelo a seguir. —Confesó al sonreír, consiguiendo que Lucas acaricie su cabello y después comience una guerra de cosquillas. Luego del chocolate caliente, Jazmín llegó a la oficina en donde recogió al niño.— ¡Prometeme que irás a mi cumpleaños!

— Claro, estaré ahí. —Se despidió del sobrino al ver como las puertas del ascensor se cerraban.—

                                 ∞∞∞

Fabiola pasaba sus noches visitando bares en donde encontraba con diferentes hombres que compartían aquella cualidad parecida a Gabriel. Le llamaban la atención los hombres que tenían una sonrisa de coquetos, un aura como si supieran mucho más que tú, alguien que disfrutaba de escucharte hablar por horas y sonreía en todo momento; al despertar cada mañana salía del hotel en donde se encontraba, subiendo a un taxi se dirigía al departamento en donde un sermón por parte de Ivette la esperaba, incluso por una llamada era posible.

Esta noche, era la celebración organizada por parte de Ivette quién había logrando establecer la galería de artes nombrada "la vie et l'amour"(vida y amor) como una de las más visitadas por el público amante del arte.

— ¿Esta es tu forma de demostrarme que me amas? —Lucas sonrió al ver aquel cuadro que Ivette había colocado en el centro, era un retrato de él.—

••• Golden Boy •••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora