Capítulo 59

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Los esposos Miranda despertaron para iniciar sus mañanas rutinarias. El señor Lucas, continuaba con mantenerse saludable para un hombre de cuarenta años e Ivette realizaba pilates que la ayudaban demasiado; cada uno se dirigía a sus respectivos trabajos, con un simple "hasta luego" dejaron la casa que quedaba en silencio mientras que Zoe se encontraba en el colegio en donde era conocida por sus notas altas y también por la desconfianza en que se relacionaba con sus compañeros.


— No le diré a mi esposo si me das una explicación ahora. —Susurró Ivette al sentarse al lado de Aarón.— Deberías de estar en la universidad ¿Qué haces aquí?

— Es aburrido.

— ¿La universidad?

— Sinceramente ingresé con muchas ilusiones para convertirme en arquitecto, era mi sueño desde niño pero ahora llevo un año en la carrera y...no es para mí. —Aarón dejó el libro a un lado, terminando de beber el café que había comprado en la librería.— Lo siento, tía.

— Entonces ¿Qué vas a hacer ahora? —Preguntó al cruzar las piernas.— Tienes que decidir que es lo que realmente quieres ser.

— ¿Debería ser ingeniero? Con mis notas creo que-

— ¿Eso quieres hacer? ¿De verdad? —Ivette observó al joven, quién bajó la mirada.— ¿Qué te gusta?

— Dibujar. —Una simple respuesta que extrañamente le provocó un sensación de tristeza.— Pero ya dejé eso, tengo que estudiar y convertirme en una mejor persona de lo que mi padre fue.

— Mi padre era muy amoroso conmigo, era la niña de sus ojos y su único defecto fue que elegía siempre el trabajo. Yo sabía que me amaba, pero nunca me amaría más que así mismo y sin querer obtuve muchas cualidades suyas... No podemos elegir a nuestros padres, ni poder cambiarlos y lo único que puedes es elegir quedarte o dejarlos ir.

— ¿Hace cuánto tiempo que ya no lo ves?

— Cuando mi hija nació fue la última vez que lo vi, eh perdido contacto total con mis padres.

— Yo fui a verlo... Ni bien cumplí dieciocho fui a verlo, pero él no me recibió. —Confesó aquel joven al soltar un suspiro, en ese momento sintió como Ivette comenzó a darle palmadas en la espalda.— No sé a qué dedicarme, pero más me preocupa que mi tío se enoje conmigo.

— Piensa un poco más en ti, además al final mi esposo no le quedará de otra que apoyarte ¿Olvidas que te quiere demasiado?

— Cierto. —Aaron sonrió al sentir aquella sensación de tranquilidad.— ¡Mierda! Disculpa, tía. —Exclamó al revisar la hora y tomar la mochila.— Quedé con verme con mis amigos, gracias por tu consejo y cuídate ¿Si?

— Nos vemos después. —La artista vio como el sobrino salió de la librería y entonces ella también se dirigió al trabajo.—



                                   ∞∞∞



Pablo consiguió superar otra crisis, como siempre Lucas ante resultados positivos decidió invitarlo a celebrar.

Al anochecer, Zoe era recogida por su madre después de haber asistido al centro de idiomas, la niña de siete años ha sabía hablar inglés fluido así como francés, ahora se enfocaba en aprender chino mandarín. Las dos se dirigieron a una pastelería, disfrutaban de un postre para volver a casa; a las dos y media de la madrugada Lucas apareció llevando consigo unas bolsas de compras que había echo antes de embriagarse.

— Tenemos que hablar. —Ivette fue hacía la sala y su esposo la acompañó.—

— ¿Qué pasa ahora?

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