••• Golden Boy •••

Capítulo 9

La ambulancia llevó el cuerpo de la señora Martha quién fue declarada muerta porque ya nada pudieron hacer los enfermeros para salvarla.

César se hizo cargo de los papeleos que declaraban a una persona fallecida, los trámites así como la morgue, pero luego quién iba a dirigir el velorio iba a ser Jazmín ya que el chico no pensaba en encargarse de darle tal despedida porque según él ya había cumplido con su deber de haber llamado a la ambulancia y haber echo eso lo hacía sentirse menos culpable.

— ¿Podemos hablar? —Siguió a la joven hacía la tienda, siendo ignorado durante días así que finalmente se cansó de esperar y fue directo a confrontarla.— Acepto que te engañe por un tiempo, debes gritarme o golpearme, aceptaré lo que sea que decidas hacer.

— No quiero verte. —En el momento en que planeaba irse lejos de César, fue detenida por un repentino abrazo por detrás.— ¿Qué diablos haces? Sueltame.

— Me gustas, me gustas mucho Jazmín. —Susurró al oído de la mujer, consiguiendo que las mejillas de la contraria se tornen rojizas.— Soy consciente que mi hermano era tu primer amor, pero no puedes negar que los dos sentimos lo mismo... Sientes lo mismo que yo ¿O no es, verdad? ¿Vas a negarlo?

— ¿Qué tiene que ver mis sentimientos con tu mentira? Me engañaste durante meses, eso no se hace... ¿Cómo podías verme a la cara siendo consciente que yo creía que eras mi mejor amigo? Te hablé muchas veces sobre nuestros hermosos recuerdos juntos, ¿Qué diablos era para ti? ¿Alguien de quién burlarte? ¡Eras consciente de mis sentimientos y no te importó engañarme! Te odio. —De un momento a otro fue tomada de ambos hombros y César hizo que se diera la vuelta para quedar frente a frente.— ¿Sabes que a primera vista tienes un gran letrero de ser un bastardo que simplemente causa problemas?

— Supongo que sí, pero te juro que cambiaré solo por ti... ¿Quieres saber por qué no fui de aquí después de recuperar la memoria? Yo tuve una infancia difícil, mi vida completa estuvo llena de problemas, pero cuando te conocí pude ver un lado diferente de la vida. Debí de volver a casa hace un mes y no lo hice, no quería irme sin ti, eres la verdadera razón del porqué me quedé en este lugar.

— ¿Y qué? ¿Crees que con tus palabras bonitas voy a caer como una estúpida? Lo único que necesito en mi vida es largarme de aquí, quiero irme lejos y tener éxito.

— Puedo ofrecerte eso y más, tengo dinero, mi familia posee mucho dinero. —César bajó la mirada hacia los labios de Jazmín.— Sé que tienes problemas con tus padres, yo tengo un departamento en donde puedes vivir... lo único que deseo es que puedas estar tranquila, estudiar y ser feliz, si me das la oportunidad te demostraré cuánto te amo.

— ¿A cambio de qué?

— De amarme.

— ¿Solo eso? —Jazmín dio un paso más quedando a solo dos centímetros de unos labios que había deseado, fue César quién eliminó aquella distancia sellando el momento con un ansiado beso.—

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Lucas mantenía la mirada sobre el reloj de oro que había obtenido el mes pasado, hubo momento en que planeaba devolverlo pero luego desistía de la idea hasta que finalmente se terminó quedando con el accesorio.

Al navegar en internet pudo percatarse de cómo Ivette tenía una foto antigua de ella cuando tenía seis años acompañada de una peculiar muñeca tejida a mano y un frase: "El objeto más preciado de mi vida, lástima que lo perdí". Era perfecto, porque el cumpleaños de Ivette se acercaba y Lucas había terminado con todas sus neuronas por pensar en un regalo especial, ahora tenía una idea del regalo perfecto.