Capítulo 50

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De la prisión salían diversos presos que habían cumplido con su condena y otros por buena conducta fueron liberados antes de tiempo, ese era el caso de Lucas Miranda quién había logrado un respeto entre los presos mientras se había mantenido leyendo libros, haciendo trabajo en la sección de carpintería y pasando la mayor parte con un preso de mayor edad quién fue acusado injustamente pero nunca sería libre al haber sido sentenciado a cadena perpetua al haber estado en el lugar equivocado encontrándose con el cuerpo asesinado de una menor de edad.

— Lo siento, pero quería verte cuando estuviera en libertad. Detestaba la idea de verte frecuentar este lugar...no mereces pasar por esto. —Ante las palabras de Lucas, recibió un fuerte abrazo por parte de su esposa.— Te extrañé tanto.

— Idiota. —Susurró al besarlo, un toque intenso para después ingresar al carro y ser llevado a casa.—

Durante la noche, Ivette se mantenía apegada al pecho desnudo de su esposo mientras él permanecía dejando besos alrededor podían continuar de esa forma hasta quedarse dormidos.

— Buenos días. —El arquitecto sonrió al ver como su esposa caminaba aún con los ojos entrecerrados y el cabello desordenado hacia la cafetera, apretando aquel botón y el café caía sobre la taza.—

— Buenos días... —Ivette cogió la taza y la dejó sobre la mesa, para luego volver a la cama.—

— ¡Te amo! —Exclamó al terminar de preparar el desayuno y poder sentarse en el comedor. Había pasado un gran tiempo desde que no se encontraba en casa, las cosas habían sido renovadas pero no se sintió ajeno a ellas y antes de salir de casa pudo dejar un beso sobre la frente de Ivette quién estaba en un profundo sueño.—

                                  ∞∞∞

César salía de la sala de reuniones después de presenciar un proyecto, al revisar el teléfono se dio cuenta que tenía más de cinco llamadas perdidas del grupo quién era el encargado de seguridad.

×××

César:
¿Qué pasa? ¿Por qué-

Agente:
Su hermano vino esta mañana e ingresó a la habitación de su padre.

César:
¿Cómo que lo dejaste entrar? ¡¿Para qué te pago, entonces?!

Agente:
No vino solo.

César:
¿Qué quieres decir?

Agente:
Tenía al abogado Víctor con él, no pudimos hacer nada ante todas las leyes que mencionó.

César:
¿El abogado Víctor? Ese maldito.

Agente:
¿Qué debería hacer ahora?

César:
Estas despedido.

×××

— Buenos días, padre. —Lucas contempló el aspecto de Sergio, quién había sido bien cuidado durante esos años.— Lamento haber demorado tanto en visitarte. —Susurró al sonreír, sosteniendo la mano del padre y realizar un juramento.— Voy a arreglar las cosas, me tomará un tiempo pero sé que lo voy a lograr.

A las doce en punto, los esposos se reunieron para almorzar juntos. En el restaurante pudieron pasar un momento a solas, debido al trabajo de la artista quién tenía la agenda apretada logró establecer horarios que podían equilibrar su vida diaria.

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