Capítulo 51

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— ¿Qué quieres decir con que el arquitecto principal planea retirarse de la empresa? —César levantó la voz al ser consciente del mensaje mediante el intermediario.—

— El señor Marcos ah recibido una mejor propuesta, el contrato finalizó el mes pasado y está muy decidido con dedicar sus trabajos a otra empresa.

— Quiero hablar con él en persona.

— Es un hombre muy ocupado y-

— Dije que voy a hablar con él, que él organice el día y el lugar, voy a esperar por una respuesta. —Al ver como el intermediario se retiraba de la oficina, fue entonces cuando César pudo recordar aquel día en que conoció al arquitecto. Un joven demasiado entusiasmado por brindar sus servicios a la empresa, en realidad aceptó trabajar con él por recomendación del ministro pero lo que en verdad tomó más importancia fue aquella forma de ser, una ingenuidad y una mirada de bondad, era alguien que le recordaba a su hermano gemelo.—

El día pactado fue el veinte de octubre, a las doce de la tarde se encontraron en aquel restaurante en donde se vendía comida japonesa. César llegó a la hora acordada y Marcos ya lo esperaba adentro, mientras la comida era preparada el gerente dejaba un documento sobre la mesa.

— Agradezco que haya aceptado está reunión, eh preparado una serie de condiciones en donde sus ganancias serán triplicadas y podemos hablar sobre cualquier requerimiento que desee. —Vio como aquel joven observó el papel, para después ponerse de pie.— ¡Espera! ¿Qué es lo que quiere? Sea sincero y lo voy a conseguir.

— No soy la persona con quién debe hablar de esto. —Sonrió al ver como Lucas aparecía en el restaurante, sin más que decir se retiró del lugar.—

— Lamento la demora, pero el tráfico es terrible en Lima... —Susurró al tomar asiento, notando la expresión de sorpresa y después solo fue testigo de cómo César sonrió.—

— Bien, admito que me sorprendiste. Haz mejorado, debería felicitarte por ello. —César mantuvo la expresión seria al ver como la comida era servida.— Ahora hablemos de nego-

— Es de mala educación hablar de negocios cuando la comida está servida, comamos primero y luego hablemos. —Lucas usó los palitos para degustar de la comida, le dio toda la atención en importancia a la comida mientras que por parte de César solo pudo comer en silencio.— Listo.  —Al limpiar sus labios con la servilleta pudo sujetar el portafolio y revisar aquel contrato.— El triple de mi sueldo, es tentador pero no acepto.

— No voy a rogarte. —César se puso de pie y cuando planeaba retirarse escuchó la risa exagerada de Lucas.—

— ¿Estas seguro?

— Por supuesto. —Sin decir más salió del restaurante, dejando al arquitecto solo.—

                                 ∞∞∞

Al anochecer Ivette ingresó al despacho en donde su esposo pasaba tiempo antes de dormir, él permanecía contemplando la ventana ubicada en el cuarto y al verla dejaba a un lado el vaso que contenía Vodka sobre el escritorio. Sonrió al tomarla de la mano, observando con detenimiento aquel anillo de compromiso y recordando el día en que decidieron unir sus vidas para siempre, además de cómo lloró en pleno altar frente a todos los invitados.

— Parece un sueño estar a tu lado, han pasado meses y todavía tengo miedo de despertar, ver qué no estés a mi lado y estar en esa celda. —Confesó al dejar un beso sobre las manos de Ivette.— Te extrañé cada minuto, cada día, cada mes y cada año... Te amo demasiado.

— Te amo, mi esposo. —Susurró al ser llevada hacia la sala, Lucas colocó una canción y fue sujetada de la cintura con delicadeza.— ¿A qué se debe este inesperado baile?

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