Capítulo 65

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29/1/1956                                        

Marta acabaría cansándose de él por todas las gilipolleces que traía a su vida, probablemente. Sin embargo, estaba bastante seguro de que se había estado riendo a carcajadas cuando él salió ayer de su despacho. Había visto a Frank y al nuevo empleado que tenían, Max...

(De quien Hadrian estaba bastante seguro que era un chico, aunque no tenía pruebas de ello y lo había colocado firmemente en la categoría de "ellos" hasta que tuvieran una conversación adecuada, le daría mucha vergüenza si se equivocaba).

...Hizo una doble mirada a la puerta entreabierta del despacho, por lo que supo que a ella al menos no le importaba.

-¿Qué quieres decir con que tienes una cita?-.

-¿Qué coño quiero decir? Yo... Mira, necesito ayuda, vale. ¡Nunca he ido a una de esas! ¿Qué coño haces en una cita?-.

-¿Te diviertes?-.

Marta parecía tan despistada como él, lo que no ayudaba. Un gemido desesperado escapó de su garganta mientras maldecía su maldita boca. Sabía que a Abraxas no le habría importado que le dijera que no estaba preparado para llamar a sus salidas "una cita", sabía que el rubio le habría dado todo el espacio y el tiempo que necesitara. Pero no se había parado a pensar en la situación tan bien como creía y ahora no sabía qué hacer.

Claro que Orión y Abraxas le parecían atractivos y claro que no le importaría tener una relación con ellos... con el tiempo. Simplemente no estaba preparado para enfrentarse a esas cosas, mucho menos para hablar de ellas, y el hecho de que su investigación no le estuviera dando tantos resultados claros como esperaba, no creía que fuera a llegar a ese punto más rápido.

-Necesito un consejo de verdad, Marta, por favor. Tenías novia antes de que se fuera al carajo, ¿me estás diciendo que nunca tuviste una cita? ¿Ni siquiera una vez?-.

-Mira, chaval, te lo perdono porque sé que estás desesperado, pero no vuelvas a sacar el tema-. Él tragó grueso, asintiendo a sus palabras. Marta dejó escapar una mirada. -Vale, la verdad es que las citas no son para tanto. Sales con alguien que te gusta, alguien con quien supuestamente quieres pasar tiempo, y hacen cosas que a los dos les gusta hacer, o que a uno le gusta y quiere presentarle al otro, o algo que uno sabe que le gusta al otro, todo para conocerse mejor y pasar un buen rato simplemente... tonteando y siendo felices. Eso es todo-.

-Pero...-

-Bueno, normalmente también implica mucha incomodidad, momentos embarazosos y mucho rubor-. Marta continuó, ignorando su débil protesta. -Pero para gente como tú, que lleva dando palos de ciego en esta relación tuya desde hace meses, si no años, y que vive literalmente con sus posibles novios, ¿no estás ya lo suficientemente a gusto con ellos como para saltarte eso? Vivir con alguien significa que no puedes esconderte cuando haces cosas embarazosas, o cuando metes la pata, o cuando tienes un aspecto menos que perfecto por las mañanas, así que ¿qué importa? Simplemente sal, pásatelo bien, ríete a carcajadas y disfruta. No tienes que hacer nada más. A estas alturas, si tus hombres se quejan de cómo actúas, es una bandera roja importante y deberías largarte-.

-¡Ellos no harían eso!-.

-Así que problema resuelto-. Ella dijo, sonriendo mientras su cara se calentaba más.

-¿Así que es una salida normal?-.

-Una salida normal, claro, sólo recuerda dejar claro al final si quieres más citas o no, la forma de nombrar las cosas es importante-.

THE MISSING PARTS OF HISTORYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora