Diciembre de 1955
-Tenemos que hablar de Yule-. Dijo Abraxas mientras Hadrian se pintaba las uñas.
-¿Por qué?- Preguntó.
Todavía quedaban unas semanas, y no había forma de que pudieran volver a escaparse. No es que Orión no quisiera, mucho quería, pero dos años seguidos harían sospechar a sus padres y no necesitaba eso ahora. No cuando Lucretia ya se había enfrentado a él por guardar secretos y mentir.
(Él no había mentido en absoluto y se lo había hecho saber. El hecho de que ella esperara que pasara Samhain en Grimmauld y él no, no lo convertía en un mentiroso, aunque le molestara tener que admitir que no vivía allí a tiempo completo. Por suerte, ella había prometido no decir nada. Siempre había respetado así su intimidad).
-Mi padre envió otra carta. Quiero decirle que estaré en los Alpes este año, no quiero ir a la mansión, no estoy preparado, pero eso significa que tenemos que planearlo. Mi tía también ha estado preguntando por ti, Rian. Sería bueno visitarle-.
-No me importaría ir, pero sólo si Orión puede escaparse-. señaló Hadrian. -¿Puede?-.
-No para las vacaciones, pero... Déjame ver cómo está mi agenda. Un momento-. Invocó su diario y pasó las páginas. Luego hizo una mueca. -Estoy completo hasta el 1 de enero-.
-Hmm-. Abraxas los miró. -Si a los dos les parece bien, ¿por qué no vamos Hadrian y yo, digamos el día 23, y Orión viene en cuanto esté libre? Nadie ha dicho que tengamos que volver justo después de las vacaciones, podemos celebrarlo un poco más. Quedarnos allí una semana más-.
Compartió una mirada con Hadrian y dejó escapar una vista. En realidad no importaba, ya que no podría ver a ninguno de los dos durante esos días. Y esta era una buena manera para Abraxas de librarse de sus padres por, tal vez, otro par de meses. Probablemente se vería obligado a volver el día de su cumpleaños. A Orión no le gustaba pensar en esa inevitabilidad.
-Me parece bien, siempre y cuando ninguno de ustedes vuele el lugar antes de que yo llegue la mañana del día 2-.
-Entonces podemos hacerlo después. Entendido-. Dijo Hadrian, sonriendo mientras mojaba la pintura de uñas en la botella.
-Hadrian, no-.
La sonrisa de Hadrian crecio y Abraxas se rio de el. ¿Qué había hecho, aceptar dejar a estos dos alborotadores solos en una montaña durante casi dos semanas?.
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-Toma, te he traído algo-.
-¿De dónde has sacado las manzanas?- dijo Hadrian, cogiendo la cesta llena de frutas y dejándola en una de las esquinas de los mostradores, de cara a la pared.
-De una tienda-. Se quedó mudo. -Fui a un vivero, y las conseguí por el camino, no podía esperar más, lo siento. Ahora somos los orgullosos propietarios de tres manzanos jóvenes y un gran arbusto de Rowan. Los plantaremos cerca del invernadero. El Rowan, no los manzanos, esos están un poco más atrás-.
Y eso era mucho decir, porque se había asegurado de que el invernadero estuviera bastante lejos de la casa. Los invernaderos no deberían estar tan cerca, por si necesitaban reformas y ampliaciones. Por ahora, el que tenían les servía bien para los ingredientes de pociones de Hadrian y sus nuevas hierbas, así que no hacía falta, pero más valía prevenir que curar.
-De acuerdo, siento no haber podido hacer tiempo para ir contigo-. Dijo Hadrian, contrariado. Había sido él quien se había ofrecido, pero estaba tan agobiado que lo había olvidado. Abraxas se lo quitó de encima, sin dejar de sonreír. -Tal vez podría hacer un pastel o algo así, ¿te gustaría?-.
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THE MISSING PARTS OF HISTORY
Fiksi PenggemarEn retrospectiva, Harry podía admitir que tocar cosas al azar en Grimmauld Place no había sido una buena idea. Sin embargo, era un poco tarde para eso. Varado en el tiempo, sin camino de regreso a casa, Harry tuvo que aprender a hacer frente a su vi...