Febrero de 1956
2ª parteAbraxas jugueteaba con sus gemelos, sentado en el borde de la cama, cuando Orión volvió a su dormitorio, obviamente intentando calmarse lo suficiente como para seguir vistiéndose.
Exhaló lentamente. Todos estaban de los nervios, pero eso no significaba que pudiera cargar más sobre los hombros de Abraxas, no hoy al menos. Lógicamente, sabía que las probabilidades de que ocurriera algo malo eran tan escasas que se acercaban a cero, entre que los Malfoys (probablemente) se mantenían al margen de los demás y los dispositivos de seguridad de Hadrian, pero emocionalmente sólo quería encerrar a Abraxas en casa y mandar al mundo a la mierda.
Ojalá pudiera hacer eso. Qué frustrante.
-Brax-. Se acercó al hombre mayor y le levantó la cabeza con cuidado, con los dedos bajo la barbilla y la mano libre acercándose a la mejilla del rubio. -¿Estás conmigo ahora?-.
Abraxas parpadeó, los ojos se centraron y las pupilas se dilataron ligeramente. -Sí, perdona-.
-No te preocupes-. Se inclinó para besar la frente de Abraxas, recibiendo una tímida sonrisa y un rubor. -¿Necesitas ayuda para vestirte?-.
-No soy un bebé-.
-Lo hago por mí-. replicó con buen humor. Sabía que era inútil preocuparse, pero de todos modos no tenía nada de malo.
-De acuerdo-. Abraxas puso los ojos en blanco. -Aunque debería haber esperado que quisieras poner tus manos sobre mis piernas en algún momento-.
-¡Brax!- Gritó, sorprendido, y Abraxas soltó una sonora carcajada. -No es divertido, no es como si me dejaras hacer eso de verdad-.
Hizo un puchero, pero en realidad no le importaba la burla. Morgana lo bendijera, Abraxas era hermoso cuando reía, simplemente no podía molestarse cuando el rubio sonreía así, con los ojos brillantes de alegría. Tenía que ser su magia reaccionando a sus emociones, no había forma de que ese brillo fuera totalmente natural.
Sin embargo, puso sus manos sobre las piernas de Abraxas, porque lejos estaba de él no devolverle la broma. Sabía que a Abraxas le gustaba que lo mimaran y lo trataran bien, y ayudarlo a vestirse no era realmente difícil. No era como si Abraxas fuera un niño con una rabieta o algo así.
-¿Te vas a pintar las uñas?-. Preguntó, tendiéndole los guantes blancos a Abraxas.
-Hoy no me quito los guantes-. El rubio se encogió de hombros.
-¿Y? Te gusta que te las pinten-.
Abraxas se miró las manos, ladeando un poco la cabeza. -Sí, tienes razón, ¿me ayudas luego? Necesito peinarme-.
-Bajaré con Hadrian, dejaste tu kit en el salón, ¿verdad?-.
-Sí-.
Besó la mejilla de Abraxas por última vez antes de dar un paso atrás. -No tardes mucho-.
🌿🌿🌿🌿🌿🌿
Hacía mucho tiempo que Abraxas no se sentía tan tenso. Claro, Orión había ayudado a distraerlo (como, mucho) y Hadrian lo había sorprendido justo antes de irse dándole un termo lleno de té y mostrándole cómo de alguna manera había añadido un amuleto de extensión indetectable en uno de los bolsillos de sus pantalones.
Claro, Hadrian le había explicado que sólo había añadido dos matrices diferentes para que el amuleto pudiera aplicarse sin disolver su ropa, pero maldita sea, había una razón por la que algunas tiendas ganaban tanto dinero vendiendo bolsos encantados y Hadrian acababa de encontrar su propia manera de sacarlos del negocio si quería.
ESTÁS LEYENDO
THE MISSING PARTS OF HISTORY
FanficEn retrospectiva, Harry podía admitir que tocar cosas al azar en Grimmauld Place no había sido una buena idea. Sin embargo, era un poco tarde para eso. Varado en el tiempo, sin camino de regreso a casa, Harry tuvo que aprender a hacer frente a su vi...