Capítulo 38

1.1K 224 11
                                    

Enero de 1955                                       

-Abraxas, ¿estás bien?-.

-Demasiado alto. Sal sólo... hoy no-.

-Muy bien, ¿quieres un amuleto amortiguador a tu alrededor?-.

-Sin magia-. Abraxas gimió, enterrando la cabeza en la almohada y tapándose también los oídos con ella.

Orión no creía que aquello le ayudara en absoluto, en realidad nada lo hacía y sabía que lo único que podían hacer era esperar a que pasara, pero seguía siendo angustioso. Podían pasar horas y a veces días hasta que la magia natural se equilibraba lo suficiente como para no causarle más dolor. Al menos no era su sentido del gusto lo que le molestaba, Abraxas casi dejaba de comer en esos momentos y siempre perdía mucho peso como resultado.

Salió de la habitación, cerrando la puerta lentamente. Esperaría a que Hadrian volviera y desayunara antes de hacerlo entrar. Con su "falta de hilos" -(la falta de magia natural que se conectaba a él, a diferencia de todos los demás)- podría calmar a Abraxas lo suficiente como para que comiera y se levantara de la cama el tiempo suficiente como para darse una ducha. A veces, su singular situación resultaba útil y a Hadrian nunca le molestaba ni parecía disgustado por ello.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

Estaban sentados en el sofá. Bueno, Abraxas estaba más o menos sentado, reclinado sobre el reposabrazos con un cojín en la espalda, él estaba medio tumbado encima de él, entre las piernas de Abraxas y apoyando la cabeza en el pecho del hombre. Después de una semana entera de descanso, volver a su rutina de ejercicios y a sus estudios había sido más o menos duro, aunque sólo fuera porque sólo quería tumbarse y no hacer nada en todo el día.

La respuesta de Orión y Abraxas a eso había sido, por alguna razón que no podía entender, acurrucarse con él mientras trataba de estudiar la teoría de sus materias. Se le había ido de las manos después del segundo día y ahora estudiar era sólo una excusa para acurrucarse en su lugar.

En su defensa, se sentía bien y estaba nevando afuera, así que hacía frío. Además, ninguno de los dos parecía estar forzándolos, y los había encontrado dormidos en el sofá uno encima del otro, así que no era como si estuviera cruzando una línea invisible que no le estaba permitida. Tal vez debería sentirse un poco más cohibido después de su charla con Orion...

(El hombre casi había admitido que estaba enamorado de Abraxas y que era recíproco, aunque la mayor parte fuera implícita).

Pero no lo estaba. Era normal, ¿no? Llevaban meses así de unidos físicamente y una sola conversación incómoda no iba a cambiar su forma de comportarse, aunque fuera un poco rara. A veces parecía que tanto Abraxas como Orion lo trataban de la misma manera que se trataban entre ellos y entonces Abraxas simplemente miraba a Orion como si fuera lo mejor del mundo u Orion se dejaba llevar más cuando besaba o abrazaba a Abraxas y la realidad lo golpeaba de repente, no estaba celoso, porque se sentía bien verlos así, un desarrollo perfectamente esperado para ellos, ¡pero dolía por alguna razón y no entendía nada de eso!.

Dejó escapar un suspiro frustrado, por muchas veces que revisara el recuerdo de su charla con Orión, tanto en su mente con la oclumancia como en el pensadero, sabía que le faltaba algo.

-¿Todo bien, Rian?-.

-Yo... Sí, sólo pensaba, no te preocupes-. Dijo, empujándose para cambiar de posición, escondiendo su cara en el pliegue del cuello de Abraxas.

El hombre canturreó, y su mano subió y bajó lentamente por su espalda antes de posarse alrededor de su cintura, dándole un ligero apretón. Desde allí, podía ver perfectamente su nuevo Reloj Familiar donde marcaba que Orión estaba en el Castillo Black y luego en Casa y un nuevo nudo se formó en su garganta.

THE MISSING PARTS OF HISTORYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora