Capítulo 51

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Agosto de 1955                                        

Querida tía Casiopea,

Espero que estés bien de salud y, ojalá, no muy molesta con los entresijos que sé que tanto detestas de tu actual afición.

Me encuentro en la necesidad de tu ayuda. Sin embargo, lo que necesito debe hablarse en persona, ya que es un asunto delicado. Espero que pueda hacerme un hueco en su apretada agenda, aunque comprendo si no es posible.

Su sobrino,

Orion A. Black, Heredero de la Noble y Antiquísima Casa Black.

Dejó la breve misiva a un lado para que se secara. Casi podía saborear la caída de Druella años más tarde.

El plan de Hadrian era brillante, sí, pero le faltaba algo de picante.

Su tía, a pesar de no estar casada, y muy poco dispuesta a establecerse para formar su propia familia, tenía una cantidad insuperable de conexiones. Y como si no lo supiera, la mayoría de ellas estaban en Francia, donde la familia Malfoy se encontraba entre las 5 familias más importantes. Lástima que Druella "prefiriera" tanto Gran Bretaña que ignorara la Política Internacional, algo en lo que Orión se había formado, e interesado, desde niño.

Por no decir que el resto de las conexiones de su tía -(prima hermana, técnicamente hablando, pero la diferencia de edad hacía más apropiado referirse a ella como tía)- eran escasas en otros países, pero ella sentía pasión por Francia desde que era joven y era donde más había cultivado su reputación.

Lo que le facilitó pasar desapercibida en Gran Bretaña. La mayoría de los aristócratas británicos eran estúpidos, cerrados de mente e intolerantes, y sólo esperaban charlas sin sentido y fiestas del té. En cambio, sabía que su tía ya tenía el poder de derrocar gobiernos con la información que tenía a su alcance. Una carta, una palabra, un simple artículo bien colocado en un periódico y Francia podía caer en llamas mientras ella cubría su sutil sonrisa detrás de su abanico estampado de flores y hablaba con sus conocidos sobre "un asunto horrible, ¿verdad?".

Sentir lástima por Druella sería un desperdicio, a fin de cuentas. Claro que su tía no sabría por qué la arrastraba y se desharía de ella llegado el momento, pero era una Black y sabía esperar y observar. Y sentía debilidad por él, aunque sólo fuera por el interés que compartían en investigar y recopilar información sensible e importante.

Ella le había enseñado mucho, mientras crecía, y él lo había absorbido como una esponja.

Si querías que alguien ascendiera en el poder, hablabas con la Reina Halcón de los Black. Si querías arruinar a alguien, buscabas al Cuervo Blanco oculto en las sombras.

No sabía a quién se le había ocurrido ninguno de los dos, pero los nombres se le habían quedado grabados. No es que nadie se diera cuenta de que eran la misma persona.

No dejaría que Druella se escapara de los rumores después de que terminara con ella en Gran Bretaña. Los Malfoys querrían quitársela de en medio en cuanto se dieran cuenta de la gravedad del asunto, y los Burke no serían capaces de lidiar con ella, así que aceptarían su decisión sin pensárselo dos veces.

Sellar la carta y enviarla se sintió dulce como la miel. Su tía estaría intrigada y no le importaría mientras no la afectara, lo que no sucedería porque no tenía una buena relación con su futuro objetivo.

Tía Cassiopeia amaría a Hadrian. Le encantaría enseñarle sus costumbres, es decir, no sabía si finalmente debería presentarlos.

Tarareó mientras se recostaba en el sofá una vez de vuelta en el apartamento, con la cabeza sobre las piernas de Hadrian y las suyas cruzadas sobre el reposabrazos del otro lado, con un buen libro de Historia para leer, Abraxas siguiendo su melodía desde la mesa del comedor donde estaba trabajando en algunos cálculos.

THE MISSING PARTS OF HISTORYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora