Capítulo 76

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Septiembre de 1956                           

-Adivina qué-. Dijo, tomando su cerveza de mantequilla del centro de la mesa, donde habían dejado las bebidas.

No solía aceptar la invitación de Morgan al Descanso del Mártir, pero había prometido que saldría con el grupito de vampiros tras regresar de su viaje de un mes al extranjero, así que aquí estaba. La joven vampiresa -(era raro, ninguno de ellos era joven, pero para ellos Morgan era un bebé, sólo superado por Matt)- había insistido en que vinieran hoy, así que Hadrian no había tenido muchas opciones, aunque la gente del lugar era un poco ruidosa la mayor parte del tiempo. Los hombres lobo más que nadie.

No entendía cómo podían hacer tanto ruido.

-Derrame-. Aaralyn era la única mujer en este grupo, sobre todo porque era territorial y había matado a más de uno que intentó unirse a su grupo de amigos.

Hadrian no preguntó y no le contaron los detalles, era más seguro, en realidad.

Cuando no captaban la indirecta. Hadrian seguía sin saber cómo le habían aceptado pero no se lo cuestionaba. Aaralyn era la mayor, aunque Hadrian no había preguntado por cuánto, así que ella estaba al mando.

(Al menos eso era lo que parecía desde su perspectiva. Los aquelarres podían permanecer unidos, pero en ellos había pequeños grupos formados por personas que se llevaban mejor).

Aaralyn tenía el pelo y los ojos oscuros, la habitual piel pálida de todos los vampiros -(aunque los que habían sido de piel oscura en vida seguían siendo fácilmente reconocibles)- y una estatura muy intimidante. Y unos colmillos muy afilados de los que parecía muy orgullosa y de los que Hadrian había decidido, nada más conocerla, mantenerse muy alejado. Ni siquiera se había sentido insultada por su cautela.

-Ahora tengo una relación-. Dijo, intentando no tartamudear. Orión había dejado claro que en realidad no tenía que ocultar nada a sus amigos desde que... bueno, había ido y se había hecho amigo de criaturas.

No era un problema para él, pero la sociedad estaba muy sesgada. Los vampiros no se fiaban de los humanos, salvo algunas excepciones, así que no iban a ir a contarle sus secretos a nadie a menos que les cabreara. Y el pequeño Matt les caía demasiado bien como para que hicieran nada. Aun así, había decidido guardarse los nombres por ahora.

De hecho, Matt, y por extensión Morgan, sabían perfectamente con quién estaba.

(Se sentía bien decirlo en voz alta para que lo oyeran los demás. Tenía una relación. Y aún no la había estropeado. Eso era lo más importante. Claro, sólo habían pasado un par de días, pero ya era más de lo que esperaba de sí mismo).

Duncan silbó, mientras Larson daba un gran sorbo a su propia bebida y pasaba un brazo alrededor de los hombros de Morgan. -¿Oyes eso? El pequeño ya te lleva ventaja, Morgie-.

-No me llames así-. Morgan replicó bruscamente al moreno, que soltó una estruendosa carcajada y casi se atragantó con el aire. El voluminoso hombre probablemente llevaba aquí más tiempo del que había admitido si ya estaba así de borracho. -Felicidades por hacerlo oficial por fin, Hadrian-.

-Ouch. ¿Cuánto tiempo lleva negándolo para que digas eso, Morg?-. Barty se les unió, guiñándole un ojo a una mujer sentada en otro reservado antes de sentarse junto a Aaralyn.

-Más de un año-. Morgan dijo impasible.

-No estuve tan mal-.

-Sí, lo fuiste-.

-No lo era-.

-También lo era-.

-Niños, no se peleen-. Duncan sonrió satisfecho. Iba a ser una larga noche de bromas, ya podía verlo. -¿Cómo va esa maestría?-.

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⏰ Última actualización: Oct 30 ⏰

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