Capítulo 74

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Agosto de 1956                               

Hadrian no sabía si debía estar agradecido por pasar su cumpleaños en casa y relajándose o no. Por un lado, le había gustado mucho pasar tiempo con Orión y Abraxas haciendo cualquier cosa que se les ocurriera, Orión incluso había invitado a Morgan y al pequeño Matt a comer a pesar de lo poco que le gustaba tenerlos dentro de casa. Por otro lado, sabía que lo que fuera que tuvieran planeado para el mes probablemente lo iba a molestar hasta la saciedad porque eran Orión y Abraxas, simplemente no conocían las palabras "normal" y "moderación".

Por el momento se había conformado con divertirse con resignación y aplazar lo más posible su reacción ante sus payasadas.

Estaba bastante seguro de que ya se estaba acostumbrando a su estilo de vida y no sabía muy bien cómo sentirse al respecto, ¡ya ni siquiera le afectaba!.

-Hadrian, concéntrate-. Orión dijo.

-¿Me acabas de pinchar en la mejilla?-

El hombre sonrió satisfecho, sin inmutarse por su tono acusador. -Es la tercera vez que intento llamar tu atención, ¿qué otra cosa iba a hacer?-.

Hadrian tenía muchas ideas.

-Olvídalo, entonces-. Dijo, con voz enérgicamente neutra mientras empujaba dichas ideas por una ventana imaginaria.

Volverían arrastrándose por la puerta en algún momento.

-¿Estás bien?-.

-¿Por qué no iba a estarlo?- Preguntó.

-Estás rojo-.

-No, no lo estoy-. Dijo, sonrojándose más cuando Orion se rió.

Joder.

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Hadrian parecía que quería gritar. De mala manera. Fue divertido. Al menos para Abraxas.

De acuerdo, quizá se habían pasado un poco -(se burló mentalmente de la palabra, como si tal cosa)- para el gusto de Hadrian, pero era normal. Abraxas estaba más intimidado por el tamaño de la nave que sería su residencia durante un mes que por la idea de la reprimenda de Hadrian. Aunque no por mucho.

El viaje en Traslador los había dejado en el Hall de Entrada de su Hotel en Trieste hacía dos días, como estaba previsto. Aunque la salida real para el Crucero era el día cinco, Orión había decidido que llegar temprano y relajarse por un día no sería una mala idea. Hacer que Hadrian usara un Traslador y luego subiera a un barco en rápida sucesión sería, en la humilde opinión de Abraxas, un desastre y como no quería que le vomitaran encima, había aceptado.

Le habían dicho a Hadrian que no se quedarían en la ciudad, sólo que no le habían dicho cómo iban a viajar. Ups.

-Voy a matarlos a los dos un día de estos-. dijo Hadrian, levantando la vista.

Habían llegado lo bastante temprano como para que la cola para facturar no fuera demasiado larga, y al ser pasajeros de primera clase -(porque Orión era así de asombroso incluso cuando le costaba entender los sistemas muggles y cómo funcionaban)- también los habían atendido más rápido.

Sin embargo, aún tenían que embarcar, porque Hadrian estaba intentando hacer agujeros en el metal de la nave sólo con los ojos. Tal vez sería capaz de hacerlo, pero Abraxas no quería ponerlo a prueba.

-Te aburrirías y nos traerías de vuelta en unas horas, y la Nigromancia es ilegal en todas partes menos en Rusia, unos pocos países de África y Australia, a menos que seas un Nigromante nato, entonces tienes un pase. Pero tú no lo eras, ¿verdad?-. Orión respondió con indiferencia sin perder el ritmo.

THE MISSING PARTS OF HISTORYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora