Capítulo 49

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Julio de 1955                                      

-Sabes, no tienes que preocuparte tanto por estudiar. Puedes tomarte un descanso-. Dijo mordiéndose el labio con preocupación.

-Está bien, Brax, necesito terminar esto al menos-. Dijo Hadrian, levantando la cabeza para mirarle. -¿Necesitas algo?-.

-Toma-. Abraxas dejó el vial sobre el escritorio, haciendo una mueca. Sabía por qué lo necesitaba, pero cuanto antes lo perdiera de vista, mejor. -No vuelvas a mencionarlo-.

-No lo haré. Gracias, Brax-. Hadrian pegó una etiqueta al vial, luego se levantó con él en las manos y lo puso con todos los demás que habían recogido. Ninguno de ellos era malo, no como éste, sólo cosas que querían tener controladas o ver desde otra perspectiva o mostrarse unos a otros. Esas no eran como la nueva adición. -Te ayudará a mantenerte a salvo, ¿vale? Tal vez no a corto plazo, pero al final dirá algo y ayudará, no hay necesidad de perder la oportunidad cuando llegue-.

Hadrian cerró las puertas del armario y lo atrancó con fuerza. Ayudaría, lo había hecho bien, había merecido la pena, por muy borrosos y rotos que estuvieran los recuerdos, envenenados de miedo y confusión.

-De acuerdo-. Exhaló. Era bueno. Era suficiente. -De acuerdo-.

-¿Quieres quedarte aquí un rato?- preguntó Hadrian, ladeando la cabeza mientras volvía a sentarse. Negó con la cabeza.

-Estoy ayudando a Orión con el Proyecto-Hilo-.

-Muy bien, ¿va bien?- Asintió, emocionado. Estaba casi terminado, todavía necesitaba algo de trabajo pero ya no le hacía doler la cabeza y Orión juraba que había visto algo la última vez que lo habían intentado. Era increíble y no podía esperar a que terminara. -Me alegro, ahora shoo, los dos tenemos trabajo que hacer-.

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-Oh-. Hadrian se había detenido bruscamente al entrar en el apartamento, mirando algo que tenía en la mano. -Mi N.E.W.T.s llegó-.

-¿De verdad?- Dijo Abraxas, girándose para mirar al adolescente. -Venga, Orión ha traído hoy el desayuno, ¿vas a abrirlos y dejar que lo leamos primero como el año pasado?-.

-Solo si no te burlas de mi por ellos-.

-¡Prometido!- Abraxas asintió enérgicamente con la cabeza.

No pudo evitar reírse, haciendo un gesto a Hadrian para que se acercara a la mesa donde estaba colocando la comida que Kreacher había preparado mientras Abraxas se acercaba a él, con las manos extendidas y esperando el sobre abierto.

Le gustaba que Abraxas volviera a ser abierto, en lugar de estar perdido en sus pensamientos. Le había llevado algún tiempo y, aunque aún no había recuperado todo su entusiasmo, interactuaba más y se interesaba por las cosas en lugar de quedarse atrapado en su propia cabeza durante horas.

Abraxas incluso había aceptado empezar a ver a un sanador mental que Carlisle les había presentado la semana pasada. A Abraxas le había costado entender que ver a un Sanador Mental le ayudaría, había muchos estigmas con la necesidad de algo así en el Mundo de los Magos, y elegir uno había sido una odisea. Abraxas se había negado a conocer a ninguna mujer de buenas a primeras, ni siquiera se había fijado en sus habilidades o su experiencia.

Si eso no demostraba el nivel de trauma que tenía el rubio, no sabía qué lo haría. Abraxas había admitido que había sido un poco extremo, después, pero a Orión realmente no le había importado. El punto de conseguir un Sanador Mental era que Abraxas se sintiera lo suficientemente cómodo como para hablar con ellos para resolver sus problemas, y si una mujer sólo lo hacía sentir incómodo por regla general, entonces no iba a forzar la situación, no cuando la herida aún estaba tan fresca.

THE MISSING PARTS OF HISTORYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora