Capítulo 31

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31/10/1954                                      
Parte 1                                            

-¿Seguro que los dos van a estar bien?-. Preguntó, sentándose contra la cabecera.

Hadrian estaba fuera haciendo sus ejercicios diarios y Abraxas estaba a su lado, aún tumbado en la cama, con un brazo bajo la cabeza, jugando despreocupadamente con los pocos cabellos que se habían desprendido de la trenza que utilizaba para dormir.

Sabía que se repetía una y otra vez sin necesidad, pero no podía evitarlo. Había temido dejar a Hadrian solo el año pasado, aunque había sentido que no tenía otra opción, y tener a Abraxas aquí debería mejorar las cosas en ese aspecto. Debería. Pero la idea de que Hadrian participara en el ritual esta noche lo inquietaba.

-Por última vez, sí. Yo me ocuparé de él, Orión, y tú volverás mañana por la mañana. No va a pasar nada, y si pasa me las arreglaré-. Dijo el rubio, mirándole.

Se frotó los ojos con la mano, dejando escapar un suspiro cansado. A su lado, Abraxas se giró para tumbarse de lado, más cerca de él, apoyándose en el codo y apoyando la cabeza en la palma de la mano.

-No tienes de qué preocuparte, Orión, hoy apenas vamos a salir-.

-Sabes que no es eso lo que me preocupa-.

-No, te preocupa que Hadrian pueda reaccionar negativamente al ritual debido a la pieza del Alma-.

-Y porque es el aniversario de la muerte de sus padres-.

-Eso también, pero por muy emotivo que se ponga, eso no es un problema. No me importa ayudarle a superarlo y no es ninguna vergüenza emocionarse en Samhain-. Abraxas dijo.

-Supongo que tienes razón-.

-Por supuesto que la tengo-. Dijo con altanería.

Abraxas se sentó, empujándose sobre sus rodillas para encontrarse con sus ojos uniformemente, una de sus manos alcanzó a Orión y ahuecó la parte posterior de su cabeza, tirando de él hacia adelante hasta que sus frentes se encontraron. Cerró los ojos e inspiró profundamente. Acciones tan simples no deberían ser tan reconfortantes como lo eran.

-¿Vas a estar bien?-.

-Por supuesto-.

-Abraxas-.

-Orión-.

Se miraron a los ojos y él se rió. Podía ver lo mucho que Abraxas quería comentar sobre su comportamiento maternal en la arruga de sus ojos, su alegría cuidadosamente oculta detrás de los ojos azules claros centelleantes. Frota sus narices, una burla que no debería permitirse, y empuja hacia atrás. Abraxas le suelta con un mohín.

-Me voy a duchar-.

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No sabía cuándo había trasladado su ropa formal al apartamento, puede que la mezclara con algunas de sus otras túnicas cuando se dio cuenta por primera vez de que no tenía suficiente ropa allí, en algún momento entre el cumpleaños de Abraxas y su viaje a Italia.

Era extraño vestirse así cuando sabía que Abraxas y Hadrian lo verían. Tenía dos tipos de ropa formal la normal, que usaba en público, y la tradicional de su familia. Era un conjunto que sólo usaba cuando estaba con la Familia de Sangre y muy poca gente fuera de ellos lo veía.

Sorprendentemente, era una de las pocas prendas formales que tenía que no incluía túnicas. Zapatos elegantes, pantalones negros lisos, una camisa de vestir azul oscuro bajo el chaleco negro bordado en plata, su sello de Heredero de la Casa Black grabado en los gemelos de plata que llevaba. Se puso la chaqueta y se ató los cinco botones laterales con sus respectivas cadenas de plata y siguió con el manto azul noche oscuro con el escudo de su familia en la parte exterior en blanco, cadenas que lo ataban alrededor de su cuello mientras caía sobre su hombro derecho y le llegaba a la parte superior del muslo.

THE MISSING PARTS OF HISTORYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora