Capítulo 59

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31/10/1955                                       

Estaba... extrañamente emocionado. Hacía años que Orión no se sentía emocionado por unirse a ninguno de los rituales. Era desorientador. A menudo se alegraba de ver a toda su familia, y ciertamente disfrutaba de su compañía, pero el ritual no era lo más destacado de la noche.

(Le importaban más sus parientes vivos que los muertos, aunque comprendía perfectamente la importancia de Samhain).

Aun así, había pasado todo el día de ayer con ellos y se había quedado a dormir como había prometido, pero le estaban poniendo de los nervios, sólo un poco. Sus padres se habían conformado con dejarle ir, ya que a veces la gente necesitaba pasar las fiestas sola, y no es que su familia supiera que en realidad no lo estaría, pero de repente había un millón de cosas para las que le necesitaban.

(Había tenido que esquivar no una ni dos conversaciones matrimoniales, sino cinco. Era agotador. Estar soltero a los 26 no era un maldito delito, gracias familiares preocupados, ahora a tomar por culo).

-Padre, por favor, no es el fin del mundo y de todas formas puedo hacer todo esto mañana-. Su padre lo miró, con el rostro inexpresivo como de costumbre.

-Cualquiera diría que no te importamos-.

-Sí me importan, por eso estoy aquí. Pero realmente quería tener el día para mí, y sé que no lo tendré si no pongo fin a esta locura-. Recibió una ceja arqueada por sus palabras. Al menos era algo. -No es que no me visite a menudo, o que no me escriba con la mayor parte de nuestra extensa Familia. Nunca descuido mis obligaciones y siempre me aseguro de estar aquí para las fechas importantes. Es Samhain, este año quiero celebrarlo en casa, por favor, compréndelo-.

-Muy bien, supongo que no puedo reprochártelo-. Su padre lo miró, y por un momento, pareció suave, como el padre que realmente conocía y no el hombre severo que veía cada vez más. -¿Estás seguro de que todo va bien? Nunca lo has celebrado solo-.

-Lo estoy, te lo aseguro. Necesito un poco de tiempo para mí, eso es todo. Tampoco he celebrado nunca uno de los rituales en casa. Será bueno que deje que la magia se asiente allí un poco-.

-Es cierto, deberíamos haberlo pensado antes-. Dijo su padre, asintiendo una vez. -Asegúrate de hablar con tu madre y tu hermana antes de ir. Sé que Lucrecia está especialmente preocupada por ti. Has... cambiado, últimamente-.

Miró a su padre. Deseó poder sentarse y contárselo todo. Si su padre lo entendiera...

-Lo he hecho, pero eso no es malo-.

-No tiene por qué serlo. Asegúrate de que siga siendo así-.

Y así como así, el momento se rompió. Bueno, eso fue mejor de lo que había esperado.

-Te veré pronto, padre-. Dijo, cerrando la puerta detrás de él.

Sólo un poco más y estaría en casa.

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-¡Bienvenido de vuelta!-.

-Buenos días, Hadrian-. Respondió, sintiendo que sus hombros se relajaban. Morgana, la mirada con la que su hermana le había fulminado justo cuando se marchaba le había dejado con la sensación de que podía verle el alma. -Todavía necesitamos un nombre para la casa, decir la dirección no es la mejor manera de no decir dónde estamos-.

-Convence a Abraxas de que 'Refugio Libre' no es una buena idea. Y que se te ocurra uno a ti-. Hizo una mueca. Los Malfoys no eran conocidos por tener buenas ideas para poner nombres. Temía por el futuro hijo de Abraxas. Se acercó al adolescente y se inclinó para besarle la frente. Hadrian se lo facilitó, levantando la vista para darle un mejor ángulo. -¿Qué tal ayer?-.

THE MISSING PARTS OF HISTORYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora