Capítulo 4.

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Ahora el día se desangra en el anochecer, y tú no estás aquí para ayudarme a superar todo esto

Estabas de pie frente a la estufa, concentrada en la sartén donde las cebollas chisporroteaban y despedían un aroma delicioso

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Estabas de pie frente a la estufa, concentrada en la sartén donde las cebollas chisporroteaban y despedían un aroma delicioso. Removiste con cuidado para que estas no se quemen o se peguen, mientras estabas removiendo añadiste un toque de especias a la mezcla. El vapor subió y comenzó a mezclarse con el aire, llenando la cocina con un olor reconfortante.

De repente, escuchaste el leve sonido de una puerta abriéndose. Giraste la cabeza y viste a Dooshik saliendo del baño, aún con gotas de agua en su torso, su cabello mojado y una toalla blanca ajustada alrededor de su cintura. Tus mejillas se sonrojaron, este se acercó a ti, sus ojos se posaron sobre tu figura y en la comida que estabas preparando.

─ Que bien huele, ¿qué estas preparando? ─ preguntó con voz suave, poniéndose a un lado de ti.

─ ¿Te gusta el bibimbap?

─ ¡Por supuesto! ─ sonrió.

Le devolviste la sonrisa y seguiste cocinando. Dooshik te observó de reojo, por un momento pensó en proponerte ir a Seúl con él y llevarte también a Jooha, tal vez si ambos se alejaban de la vida en el pueblo costeño les iba a ir mejor, aunque no estaba seguro ya que desconocía por completo a Pilwon y sus alcances. Desvío la mirada a tus labios, fijándose que estaban un tanto húmedos y con un color rojito en ellos que al chico le gustó.

─ ¿Puedo sugerirte algo? ─ preguntó, girándose para apoyarse contra el mostrador.

─ Claro, así aprendo más cosas.

─ No habló de comida ─ notaste el cambio en su tono de voz ─ Es sobre esos tipos. Quiero que sepas cómo defenderte si te encuentras en una situación incómoda o peligrosa ─ explicó, con un brillo protector en los ojos.

Asentiste ─ ¿Qué sugieres que haga?

─ Primero, siempre mantén la calma. No les muestres que estás asustada, eso solo les da más poder. Mira directamente a sus ojos y habla con firmeza ─ dice Dooshik, cruzando los brazos.

─ ¿Crees que se van a detener con eso? ─ preguntaste burlona.

─ Si no se detienen ─ agarró el cuchillo que estabas usando y lo puso frente a ti ─ Entonces te defiendes con un arma.

Dejaste de mover la cebolla y volteaste a ver al chico ─ ¿Esperas qué los mate?

─ Puedes lastimarlos, eso te dará más tiempo para usar tus manos. Aprieta los puños y apunta a sus puntos débiles: ojos, nariz, garganta y entrepierna ─ asiente repetidas veces ─ Un golpe bien dirigido puede darte el tiempo necesario para escapar.

─ Bueno... Puede funcionar ─ empezaste a juntar las verduras ─ Aunque la fuerza de una mujer no es la misma que la de un hombre, lo sabes, ¿no?

─ Lo sé, pero al menos te da tiempo a moverte, ¿entiendes? ─ asentiste ─ Lo más importante es que te protejas y te alejes lo más rápido posible.

Camino De Espinas | Kang DooshikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora