Capítulo 36.

261 38 5
                                    

Luego de la película y de haber calmado a Dooshik, ambos salieron del centro comercial

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Luego de la película y de haber calmado a Dooshik, ambos salieron del centro comercial. La noche era fresca, y decidieron caminar un poco en dirección a un lugar cercano al apartamento para beber soju. La conversación giraba en torno a la triste escena de Tony Stark y a cómo Dooshik había reaccionado con tanto drama, algo que a ti te había parecido tierno.

─ Pobrecito mi bebé~ ─ le dijiste con ternura, acercándote más a él ─ ¿Estás bien o necesitas un abrazo? ─ hiciste un piquito con los labios, provocando que Dooshik se sonrojara.

Aunque se sintió un poco avergonzado por la forma en que lo tratabas, no pudo evitar emocionarse ante tu oferta ─ Quiero cariñitos de mi amada~ ─ dijo haciendo un puchero, claramente disfrutando de la atención.

Sin dudarlo, te levantaste de la silla y te colocaste en medio de sus piernas, acercando su cabeza a tu pecho. Él rodeó tu cintura con sus brazos, abrazándote con fuerza mientras disfrutaba de tu calidez. Podías sentir lo mucho que significaba para él ese momento de consuelo.

─ Cuando te conocí... Pensé que serías de esas chicas frías ─ murmuró.

─ ¿Por qué pensaste eso? ─ preguntaste con curiosidad.

─ Porque eras muy seria ─ respondió, levantando la vista para mirarte desde tu pecho.

─ Y tú fuiste muy atrevido, ¿no recuerdas lo que me dijiste? ─ replicaste con una sonrisa juguetona.

Dooshik enterró su rostro en tu pecho, intentando esconder la vergüenza que sentía al recordar cómo había actuado al principio ─ Llegué a un lugar que desconocía, no tenía dinero y tenía mucha hambre... Además, estaba borracho ─ murmuró, como si intentara justificar su comportamiento.

Aunque tenías curiosidad por saber más sobre cómo había llegado a esa situación, decidiste no presionarlo. Te alejaste suavemente de él, yendo hacia la salida del lugar. Dooshik te siguió rápidamente, dejando dinero en la mesa y recogiendo la bolsa con el labial.

─ ¿Por qué saliste tan rápido? ─ preguntó, alcanzándote.

─ Si seguía bebiendo, iba a terminar muy borracha ─ negaste con una sonrisa.

Mientras caminaban en silencio por la calle, notaste un pequeño letrero en una tienda que solicitaba trabajadores. Te detuviste señalándolo, pero Dooshik rápidamente negó con la cabeza y sujetó tu brazo, intentando alejarte de la idea. Sin embargo, tú no te dejaste intimidar.

─ ¿Quieres que te la chupe para que me dejes? ─ le dijiste en tono de broma, pero con una chispa de desafío en los ojos.

Dooshik se puso rojo de inmediato. Aunque la idea no le desagradaba en lo más mínimo, no quería que trabajaras. Sin embargo, tú le sonreíste con diversión y te alejaste, dirigiéndote hacia el local para preguntar por el trabajo.

Justo cuando llegaste a la puerta, Dooshik te siguió, pero se quedó afuera cuando su celular comenzó a sonar. Al principio, su rostro mostraba una ligera irritación, pero al contestar la llamada, todo cambió.

─ ¿Qué pasa, Hosung? ─ preguntó con un tono irritado.

─ ¡Hyung! ─ gritó la voz al otro lado de la línea ─ Lee Eunwoo... Está muerto.

De inmediato, Dooshik se quedó en blanco. Podía escuchar a Hosung hablando, pero su mente se desconectó de la realidad. Se giró lentamente hacia la tienda, mirando a través de la ventana y viendo cómo tú sonreías, ajena a la noticia que acababa de recibir. El contraste entre la felicidad que reflejabas y la oscuridad que comenzaba a invadir su corazón era abrumador.

●●●

El camino de regreso al apartamento fue silencioso. Dooshik se veía distraído, como si su mente estuviera atrapada en otra realidad. No dejaba de pensar en la llamada que había recibido, en las palabras de Hosung y en lo que eso significaba. Sentía un peso en su pecho, pero trataba de mantener la compostura para no preocuparte.

Al llegar al apartamento, el hombre que había estado cuidando a Kiki se despidió cortésmente, entregándote a la pequeña gatita. Kiki se veía más despierta que de costumbre, lo que te hizo sonreír mientras la abrazabas con fuerza. Te dirigiste al sofá, acurrucándote con ella, mientras Dooshik se fue a la cocina por un vaso de agua, su semblante aún estaba perdido en sus pensamientos.

Antes de que pudieras decir algo, el celular de Dooshik volvió a sonar. Sacó el teléfono y miró la pantalla por unos segundos, como si estuviera considerando si contestar o no. Finalmente, decidió tomar la llamada, dirigiéndose al balcón y cerrando la puerta tras de sí para que no pudieras escuchar la conversación.

Intentaste concentrarte en Kiki, acariciando su suave pelaje mientras ella ronroneaba en tus brazos, pero no podías evitar lanzar miradas hacia el balcón de vez en cuando. Algo en la forma en que Dooshik había actuado desde que salieron del puesto de trabajo te preocupaba.

Después de unos minutos, te levantaste y llevaste a Kiki al dormitorio, acomodándola en su cama. La gatita cerró los ojos, lista para dormir. Al regresar a la sala principal, te detuviste en seco al pasar cerca del balcón. Las palabras de Dooshik resonaron claramente a través de la puerta cerrada, dejándote paralizada.

─ No iré al funeral de Lee Eunwoo.

El nombre de Lee Eunwoo golpeó tu mente como un martillo. Era el amigo de Dooshik, el hombre rubio que había llegado al restaurante aquella vez, causando una escena para llevarse a su amigo. Recordabas claramente su rostro y la forma en que había hablado con Dooshik ese día.

Sin saber cómo reaccionar, decidiste regresar al dormitorio. Te metiste en la cama rápidamente, fingiendo estar dormida. Con los ojos entrecerrados, observaste cómo Dooshik entraba en la habitación en silencio. Lo viste cambiarse de ropa con rapidez, colocándose un traje negro. Se miró en el espejo por un momento, como si estuviera evaluando su reflejo, y luego se acercó a ti.

Cerraste los ojos justo a tiempo para que no notara que lo estabas observando. Sentiste su beso en tu frente, suave y lleno de una tristeza que no podía expresar con palabras.

─ Volveré pronto, no te vayas ─ susurró, su voz cargada de un dolor que intentaba ocultar.

Abriste un poco los ojos y sonreíste a medias, fingiendo no haber escuchado nada ─ Cuídate en el trabajo ─ murmuraste en respuesta.

─ No te preocupes ─ respondió él, antes de inclinarse para besarte en los labios, su gesto más largo de lo habitual, como si quisiera grabar la sensación en su memoria.

Después de despedirse de Kiki con una caricia en su cabeza, Dooshik se retiró del apartamento con prisa, dejando la habitación en una penumbra silenciosa. La oscuridad a tu alrededor parecía más profunda que nunca, y mientras escuchabas el eco de la puerta cerrándose, te diste cuenta de que iban hacer tiempos un poco difíciles.

Camino De Espinas | Kang DooshikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora