Capítulo 57.

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Dooshik se giró lentamente, encendiendo otro cigarrillo mientras observaba el rostro de Daehwi, quien estaba petrificado, mirando a su hermano Daegwang tendido en el suelo, rodeado por hombres con los miembros de fuera que se reían y murmuraban

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Dooshik se giró lentamente, encendiendo otro cigarrillo mientras observaba el rostro de Daehwi, quien estaba petrificado, mirando a su hermano Daegwang tendido en el suelo, rodeado por hombres con los miembros de fuera que se reían y murmuraban. El horror en sus ojos era tan grande, que le estaba costando articular las palabras.

─ Qué amor tan fraterno… Me dan ganas de llorar ─ dijo Dooshik con absoluta seriedad, sin un rastro de sarcasmo en su tono ─ Tus padres estarían muy orgullosos de ti.

Daehwi, con una sonrisa temblorosa que traicionaba su miedo, respondió, tratando de mantenerse firme ─ ¡Ah, vaya! ¡Kang Dooshik, eres un maldito hijo de puta! ─ le gritó, aunque su cuerpo temblaba de forma evidente.

Con un movimiento brusco, sacó un arma de su chaqueta y apuntó directamente a Dooshik, pero antes de que pudiera apretar el gatillo, uno de los hombres detrás de él le propinó un batazo en la cara. Daehwi cayó al suelo, y en cuestión de segundos, todos los hombres se abalanzaron sobre él, propinándole una paliza que nunca iba a olvidar.

─ Basta ─ la voz de Dooshik cortó el aire como un cuchillo.

Los golpes cesaron de inmediato, y con una calma que contrastaba con la brutalidad de la escena, Dooshik se dirigió a Daegwang. Lo levantó jalando la cuerda que tenía amarrada al cuello y lo arrastró hasta una mesa cercana, donde lo colocó con las piernas abiertas. Luego, se arrodilló frente a él, dándole pequeños golpecitos en la cara para intentar que despertara.

─ Oye, tu hyung está aquí, ¿no lo vas a saludar? ─ le preguntó, con un tono casi burlesco, mientras miraba de reojo a Daehwi ─ Mmm... Ya no tiene fuerzas ─ Se quedó en silencio por un momento ─ Ah~ ¿Es porque no tienes suficiente semen? Si es así, entonces es necesario que seas llenado.

El sonido de esas palabras hizo que Daehwi se tensara. Su cuerpo tembló de nuevo, pero esta vez de puro pánico. Observó con horror cómo uno de los hombres levantaba su miembro y lo introducia brutalmente dentro de Daegwang, arrancándole un gemido débil. Daehwi, incapaz de soportar más, gritó desesperado.

─ ¡Detente, por favor! ─ se arrastró, casi tropezando con su propio cuerpo, hacia el hombre ─ ¡Por favor, te lo ruego! ¿Qué es lo que quieres? ¡Te doy lo que me pidas!

El hombre que acababa de penetrar a Daegwang sonrió, disfrutando de las súplicas de Daehwi. Sin embargo, ignorándolo, simplemente se giró y siguió embistiendo a Daegwang, quién se estaba retorciendo de placer y sufrimiento sobre la mesa.

Daehwi permanecía paralizado, incapaz de apartar la vista de la brutal escena frente a él. Su gemelo estaba siendo violado sin piedad, sus gemidos de dolor resonando en la habitación. El cuerpo de Daehwi temblaba, no solo por el miedo y el dolor, sino por una excitación oscura que no podía esconder. Dooshik, que lo observaba de cerca, lo notó. Sin pensarlo, le propinó una patada directa en el miembro, haciéndolo soltar un gemido de dolor. Justo en ese momento, sintió un líquido caliente cayendo sobre su rostro.

Su gemelo se había corrido en su cara.

Daehwi, con la respiración entrecortada, levantó la mirada para ver a su hermano. La escena era desgarradora para él. Daegwang estaba siendo violado por otro hombre, sus movimientos cada vez eran más débiles mientras seguía siendo penetrado sin cuidado. En un rápido movimiento, los hombres que estaban a su alrededor empujaron la mesa sobre la cual yacía Daegwang, de modo que ambos hermanos quedaron frente a frente.

Daegwang apenas podía sostener su mirada, soltando quejidos y gemidos ahogados de dolor. Daehwi, con el rostro empapado de lágrimas y sudor, temblaba de desesperación.

─ ¿Por qué son tan desgraciados? ¿Por qué le haces esto a mi hyung? ─ su voz temblaba y su cuerpo también por el miedo y la rabia ─ ¿¡Por qué!?

Dooshik, ignorando las súplicas, se alejó hacia otra mesa cercana. Tomó un alicate con tranquilidad, como si lo que estaba a punto de hacer fuera una tarea rutinaria. Con un suspiro, se giró hacia los gemelos, caminando lentamente de regreso hacia Daegwang.

─ Yo le dije a mi amada que debía ver las cosas bonitas de este mundo y que siguiera adelante... ─ murmuró con su voz calmada, casi melancólica ─ Pero este mundo está lleno de suciedad.

Dooshik suspiro, girando el alicate entre sus dedos.

─ Ella no puede ser feliz si el mundo que ella quiere sigue lleno de mierda y suciedad... ─ continuó, su voz más baja, cargada de asco ─ Debo limpiarlo... Para verla sonreír.

Daehwi lo observaba desde el suelo, incapaz de moverse, con los golpes en su cuerpo ardiendo. Sus ojos seguían cada movimiento de Dooshik, que ahora se acercaba a Daegwang con el alicate en la mano.

─ Ella es una chica triste... ─ susurró Dooshik, acercándose más a Daegwang ─ Pero cuando sonríe, juro que quisiera matar a todo el que la ve con deseo.

Daehwi tragó saliva, su cuerpo temblaba aún más al escuchar esas palabras, su mente luchaba por procesar lo que estaba ocurriendo. Dooshik le metió los dedos en la boca a Daegwang, abriendo su mandíbula de forma forzada, mientras el gemelo soltaba un grito sofocado.

─ Pero lo que realmente me enoja... ─ Dooshik continuó, con el alicate acercándose a los dientes de Daegwang ─ Es que, aun estando tan mal... Ella me consuela diciendo que está bien. Y me sonríe falsamente.

El sonido del metal contra los dientes de Daegwang resonó en la sala, mientras Daehwi soltaba un grito desgarrador al ver lo que estaba a punto de suceder.

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Jen estaba en la cocina, preparando algo para que comieras, mientras tú estabas en la cama, acompañada de Kiki. Tus manos se movían suavemente sobre las articulaciones de la gatita, masajeándolas tal como lo había indicado el doctor que la operó. Jean también había seguido esas instrucciones durante el tiempo que tú y Dooshik estuvieron ausentes. Kiki, con los ojos entrecerrados, te miraba con atención mientras ronroneaba, complacida por las caricias que le dabas.

─ Dooshik dijo que nunca has probado los mochis ─ mencionó Jen, entrando a la habitación con un tazón en las manos.

─ Ah, solo los he visto en videos ─ le respondiste, mirándolo curiosa.

─ Te dejé algunos en la nevera, y también hay más dulces que Dooshik me pidió que te trajera para que comieras ─ dejó el tazón en la mesita de noche ─ Es sopa de wonton, cómelo calentito.

Asentiste mientras te acomodabas en la orilla de la cama. Jen regresó a la cocina para limpiar, y tú comenzaste a comer. La comida estaba deliciosa, era la primera vez que probabas un plato japonés, y la experiencia te emocionaba, aunque deseabas poder compartir esa emoción con Dooshik, pero él no estaba allí.

Te sentías sola sin su presencia, sin escuchar sus chistes malos, sin sentir su calor cerca de ti. Querías que él estuviera a tu lado, cuidándote y llenándote de amor como siempre lo hacía. Te habías acostumbrado tanto a él que no podías imaginar un futuro sin su amor. Sentías que sin él, sin ese afecto tan único, no podrías seguir adelante.

Después de unos minutos, Jen se despidió, dejándote sola con Kiki. Te levantaste de la cama con el tazón en las manos, habías dejado un poco de comida para más tarde. Fuiste a guardarlo en la nevera, y cuando te disponías a regresar a la habitación, notaste una silueta conocida. Era Pilwon, caminando en silencio hacia la salida. Cerraste los ojos un momento y sacudiste la cabeza. Las alucinaciones eran cada vez menos frecuentes, y eso te tranquilizaba.

De vuelta en la habitación, tu celular comenzó a sonar. Rápidamente lo tomaste y contestaste la llamada.

─ Amor, ¿comiste los mochis? ─ preguntó una voz familiar al otro lado de la línea. Sonreíste ampliamente, dando pequeños saltitos de emoción al escuchar a Dooshik.

Camino De Espinas | Kang DooshikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora