Capítulo 19.

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Quiero ser el rey en tu historia

Dooshik y Dani, con los cuerpos marcados por heridas y contusiones, se apoyaron mutuamente mientras avanzaban a la salida de aquel lugar

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Dooshik y Dani, con los cuerpos marcados por heridas y contusiones, se apoyaron mutuamente mientras avanzaban a la salida de aquel lugar. Apenas unos minutos atrás, habían logrado deshacerse de los hombres que los tenían secuestrados por orden de Pilwon, ambos tuvieron una lucha feroz que les había dejado al borde del colapso.

La respiración de ambos era entrecortada y pesada, cada paso enviaba una ola de dolor a través de sus cuerpos. Sus rostros estaban cubiertos de sudor y sangre, pero para ellos eso era lo de menos. Dani cojeaba visiblemente, una herida en su pierna era lo que lo frenaba a caminar bien, mientras que Dooshik, con un brazo posiblemente fracturado, mantenía su mirada fija en el objetivo de salir de ese lugar e ir por ti.

— ¿Cómo estás aguantando? — preguntó Dani, su voz apenas un susurro.

— He tenido días mejores — respondió Dooshik, esbozando una sonrisa débil pese al dolor que siente al hablar — Pero no podemos rendirnos aho... Dani ─ el mencionado miró a Dooshik quién estaba señalando a un hombre que estaba en una esquina.

─ Ese desgraciado ─ murmuró el peligris.

─ ¡Oye, dame las putas llaves del maldito auto! ─ gritó Dooshik acercándose al hombre que estaba aterrado por ver como sus amigos estaban en el suelo.

─ Carajo, los cigarrillos saben a sangre ─ Dani tiró la cajetilla y luego miró a Dooshik ─ ¿Tenemos con que irnos o no?

─ ¡Este hijo de puta no quiere cooperar! ─ aquel hombre comenzó a pedirle piedad ─ ¿Quieres piedad? ¡Aquí esta tu puta piedad!

De un golpe le rompió la nariz dejándolo inconsciente en el suelo, Dani se acercó rápidamente a él y comenzó a revisarle los bolsillos encontrando dos llaves de auto. El peligris se giró con cuidado y le lanzó una de las llaves a Dooshik.

─ Yo quiero el negro.

─ ¡Me importa una mierda que color quieres! ─ Dani le gritó.

Dooshik puso los ojos en blanco y se acercó al chico, ayudándolo a mantenerse de pie. Al salir de aquel lugar, la brisa fresca les da una bofetada de realidad y un recordatorio de que ellos siguen vivos. A la distancia ven dos autos, uno blanco y uno negro. Con cada paso que daban era una agonía para los dos, pero lograron llegar a uno de los autos y ambos se desplomaron contra el vehículo, tomándose un momento para asimilar un plan.

— ¿Tienes fuerzas para conducir? ─ preguntó Dani, con una sonrisa amarga.

— No hay opción — respondió Dooshik, ayudándolo a entrar en el auto.

─ Bien... Ve a los apartamentos a buscarlos, yo iré al motel en dónde me quedé con T/n ─ indicó Dooshik.

─ Llámame.

Camino De Espinas | Kang DooshikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora