Capítulo 47.

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Después de un rato, Dooshik detuvo el auto y se bajó rápidamente para abrir tu puerta

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Después de un rato, Dooshik detuvo el auto y se bajó rápidamente para abrir tu puerta. Sonrió al ver que estabas profundamente dormida y con pequeños besos en tu rostro comenzó a despertarte.

Abriste los ojos con dificultad y viste los ojos color miel del hombre. Sonreíste cansada y lo abrazaste, el correspondió y te beso el cuello.

─ Buenos días, dormilona ─ te dijo.

─ Buenos días ─ sonreíste y ambos se separaron ─ ¿En... En dónde estamos? ─ preguntaste mirando a todos lados.

Dooshik te ayudó a salir del auto y entonces el lugar se te hizo conocido. Este te miró con una leve sonrisa y miraste a otro lado, te tomó de la mano y te llevó a la parte trasera del auto, la abrió y viste un ramo de flores.

─ Jooha me dio la dirección... Espero que no te moleste ─ dijo, agarrando el ramo.

─ No... Hay problema, solo no esperaba venir ahora ─ miraste a la entrada del cementerio.

─ Lo siento si no te dije, quería que... Fuera una sorpresa ya que no haz venido desde hace tres años.

Asentiste y ambos se adentraron en aquel lugar en donde le dieron el último adiós a tu madre. El lugar estaba vacío, no había nadie por lo que era más tranquilo para ti.

Siguieron caminando hasta que llegaron frente a un número que había en la pared, el nicho donde descansaban los restos de tu madre. Al acercarte, notaste algo en el suelo, un ramo de flores frescas colocadas con cuidado en el suelo frente al nicho. Dooshik también las vio y se agachó para tomarlas, pero tú te adelantaste y las agarraste primero, tirándolas con fuerza lejos de ahí.

─ ¡Oye! ─ exclamó Dooshik, sorprendido por tu reacción.

─ Ese maldito hijo de puta... ─ dijiste con voz temblorosa, apretando los puños hasta que los nudillos se te pusieron blancos ─ Pilwon vino a dejarle flores.

Las lágrimas comenzaron a deslizarse por tus mejillas mientras las palabras de Pilwon resonaban en tu cabeza, recordándote el día en que él mismo había pronunciado la frase que te atormentaba a ti y a Jooha.

─ ¿Yo la maté? No. Ustedes... Mataron a su madre.

Ese día, tú y Jooha se habían quedado en el suelo, inmóviles, frente al nicho de su madre, incapaces de aceptar la realidad. La muerte había sido tan repentina, tan injusta. Pilwon había llegado después, con su cínica sonrisa, culpándolos a ambos de lo sucedido, llenando de más dolor un momento ya de por sí desgarrador.

Dooshik recogió las flores del suelo. Te giraste para detenerlo, queriendo que las dejara allí, pero lo viste alejarse rápidamente. Con una expresión de rabia en su rostro, sacó su encendedor, alejó las flores de su cuerpo y les prendió fuego. Las llamas lamieron los pétalos, devorando las flores en cuestión de segundos. El aroma a quemado se mezcló con el olor a tierra mojada que invadía el cementerio, mientras observabas cómo los restos se convertían en cenizas.

Camino De Espinas | Kang DooshikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora