"Llevar el pasado de alguien es como caminar descalzo por un camino de espinas, pero el amor que él sentía por mí transformó cada espina en pétalos, convirtiendo mi sendero en un camino de rosas."
Escrito por | Zoy
Ilustrado por | Inking
Fanfic narr...
No te acerques demasiado; está oscuro aquí dentro, es donde se esconden mis demonios
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A la mañana siguiente, Dooshik se levantó temprano con la intención de descubrir el valor de una perla que logró esconder luego de que se cayera de la cama. Después de verificar que aún seguías durmiendo, salió del apartamento en caminó hacia la tienda de joyas del pueblo. El sol apenas empezaba a iluminar las calles y el aire fresco de la mañana lo acompañaba en su trayectoria.
Al llegar a la tienda, Dooshik entró y fue recibido por el joyero, un hombre de edad avanzada con gafas y una lupa colgando del cuello. Dooshik sacó cuidadosamente la perla de su bolsillo y se la entregó al joyero, quien la examinó detenidamente bajo la luz brillante de una lámpara.
─ ¿En dónde la conseguiste? ─ preguntó el viejo mirando al chico con curiosidad.
─ Aaah... Bueno... Un amigo me la dio ─ sonrió nervioso ─ ¡El mejor amigo del mundo!
─ ¡Ah! ¿Fue el hombre guapo? ─ se sonrojó ─ Es un hombre bastante apuesto. Viene algunas veces a la semana para verificar el valor de las perlas ─ sonrió ─ Es un hombre alto que siempre usa traje.
─ Ah, ya... Ya veo ─ estaba seguro de que hablaba de Pilwon ─ Por cierto, ¿qué valor tiene la perla?
─ Bueno, es grande ─ comentó mientras seguía examinandola ─ $25 aproximadamente.
─ ¿¡Qué!? ─ sorprendido.
─ Estas perlas son muy valiosas, ¿acaso el hombre guapo no le dijo?
El chico negó sin dejar de ver la pela que el hombre le devolvió. Sin más que decir, Dooshik se fue del lugar con una sensación de inquietud en el pecho. Guardó la pequeña perla y se dirigió hacia el restaurante donde probablemente iba a encontrarse con Jooha o con Pilwon. La tarde empezaba a caer y las sombras de los edificios se alargaban en las calles empedradas.
Caminó a paso rápido, con el rostro relajado ya que iba a poder verte ahí. Al doblar la esquina del restaurante, vio la puerta abierta y aceleró el paso. Sin embargo, antes de llegar a la puerta, se detuvo al escuchar voces murmurando en el callejón lateral.
Eran tres hombres, los mismos hombres con los que Dooshik te vio la primera vez, ellos conversaban en voz baja. Dooshik se escondió tras un contenedor de basura y afinó el oído.
— No puedo creer que esa mocosa no haya llegado anoche — dijo el viejo, su tono era de enojo — Ni siquiera ese idiota de su hermano.
— ¿Crees que Pilwon lo haya cancelado? ─ preguntó un gordo rubio.
─ ¿Qué? ¿Cómo va a cancelar eso? ─ prendió un cigarrillo ─ Me estoy esforzando para que esa tonta niña saque las malditas perlas y aún no consigo nada ─ dijo frustrado.
Dooshik sintió un nudo en el estómago al enterarse que esos hombres sabían lo de las perlas, pero aún así decidió esperar un poco más, con la esperanza de obtener más información.
