Capítulo 67.

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Te pusiste completamente roja al sentir cómo sus manos se apretaban en tus pechos

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Te pusiste completamente roja al sentir cómo sus manos se apretaban en tus pechos. Intentaste levantarte, pero Dooshik volvió a aprisionarte con sus brazos, impidiendo que te movieras. Volteaste para mirarlo, y aunque intentabas mantenerte seria, la ternura en su rostro te desarmó por completo. Sin pensarlo, te inclinaste y le diste un suave beso en la mejilla. Su expresión de sorpresa hizo que aflojara su agarre, dándote el momento perfecto para liberarte de él.

— Iré por medicina — dijiste, intentando recomponerte mientras pasabas tus manos por la falda del vestido — Así que, por favor, descansa.

Pero antes de que pudieras dar un paso, Dooshik te agarró con fuerza del brazo y te tiró de nuevo a la cama, subiéndose sobre ti. Sus brazos te acorralaron, con sus manos firmemente apoyadas a los costados de tu cabeza.

— Este vestido te lo pusiste para seducirme, ¿recuerdas? — dijo juguetonamente.

Lo miraste, completamente ruborizada.

— E-era una bromita, no lo decía en serio ─ murmuraste, con la voz entrecortada.

Sus ojos se encontraron con los tuyos, llenos de una intensidad que te hizo temblar.

— Quiero que hagas eso otra vez con tu boca ─ pidió.

— ¿Darte un beso en la mejilla? ─ preguntaste con inocencia.

Dooshik negó y tragaste con dificultad. Sin pensar demasiado, te inclinaste hacia él y le diste un suave piquito en los labios. Él sonrió con diversión.

— Y-ya quítate, iré por la medicina — dijiste nerviosa.

— Dame otro, ¿sí? — pidió, con un tono que sonaba casi inocente.

— Ajussi, quítate — dijiste, desviando la mirada para no ver su expresión juguetona.

— A ti te encantaba darme besos antes ─ murmuró con dulzura.

Tu corazón comenzó a latir con fuerza y finalmente, lo enfrentaste.

— ¿Por qué no me das uno tú? ─ preguntaste tímidamente, sintiendo cómo tu cara se ponía cada vez más roja.

— ¿Me dejas...? — preguntó, acercándose.

Asentiste, y entonces lentamente se inclinó hasta que sus labios se encontraron con los tuyos en un beso suave. Ambos se miraron a los ojos, pero el momento se sintió tan natural que lo atrajiste nuevamente hacia ti, rodeando su cuello con tus brazos. Dooshik sujetó tu cintura con firmeza, y sus labios comenzaron a moverse de manera sincronizada, llenos de deseo.

El beso se intensificó cuando, sin darte cuenta, tus piernas rodearon su cintura. Él sonrió en medio del beso, pero se apartó ligeramente y dejó escapar una risita, lo que te dejó confundida.

— ¿De qué te ríes? — preguntaste, desconcertada.

— Te cuesta seguirme el ritmo — dijo con una sonrisa juguetona, mientras agarraba tus caderas con fuerza — Ahora eres una inexperta en todo esto.

Camino De Espinas | Kang DooshikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora