Capítulo 41.

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Abriste los ojos de golpe, sintiendo una punzada de dolor que recorrió tu cuerpo al intentar sentarte en la cama

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Abriste los ojos de golpe, sintiendo una punzada de dolor que recorrió tu cuerpo al intentar sentarte en la cama. Cada movimiento hacía que el malestar se intensificara, pero el dolor era más agudo en tu intimidad y tu culo. Te quedaste quieta, recordando cómo, después de salir de la tina, Dooshik te había llevado al límite al tener sexo, como si fuera un loco que no quería que te fueras a ningún lado. Te pusiste roja de solo pensar en todas las obscenidades que te había dicho, y negaste nerviosa, intentando borrar esos recuerdos.

— M-me desmayé luego de eso... Agh, qué vergüenza — murmuraste, dándote la vuelta en la cama — No puede ser...

— ¿T/n? — tu cuerpo tembló al escuchar su voz, y antes de que pudieras reaccionar, Dooshik se lanzó a la cama, acomodándose en tu espalda, pegando su cuerpo al tuyo y abrazándote con fuerza — Traje medicamento... Tus partes están un poco hinchadas — murmuró a tu oído, agarrando suavemente tu cuello con una mano.

— D-dejalo así, se me va a pasar — respondiste nerviosa, intentando ocultar tu incomodidad.

— Déjame verte, te pondré el medicamento rápido y luego...

Negaste con la cabeza, intentando apartarlo de ti, pero Dooshik hizo una mueca de frustración. En un movimiento rápido, te puso en cuatro sobre la cama y te bajó el bóxer. Al ver tu zona afectada, comenzó a golpearse la frente con la mano, claramente molesto consigo mismo.

— Maldita sea... Solo escúchame.

— ¡Solo cállate y apúrate! — le gritaste, completamente roja de la vergüenza.

Dooshik ignoró tu tono y comenzó a aplicar la pomada que había comprado, sus manos moviéndose con una delicadeza inusual, como si no quisiera lastimarte más de lo que ya lo había hecho antes.

Mientras te aplicaba la pomada, su mente se inundó de flashbacks, recordando cómo te había agarrado en la intimidad. La fuerza que había usado había sido demasiado ruda, y por un momento, se descontroló, dominado por el miedo a que salieras del apartamento para trabajar. Quería protegerte, pero se dio cuenta de que había cruzado una línea.

Al terminar de aplicar la pomada, te subió el bóxer con cuidado y luego te acomodó en la cama. Se colocó detrás de ti, abrazándote con fuerza, como si no quisiera dejarte ir.

— Espero que te mejores pronto — murmuró, hundiendo su rostro en tu espalda.

— Quítate de aquí, pervertido — le dijiste, tratando de sonar firme. Pero Dooshik, ignorando tus palabras, deslizó sus manos bajo tu camisa, comenzando a acariciar tu piel con suavidad — B-basta, Dooshik — protestaste, sintiendo cómo el calor subía a tus mejillas.

Él te giró por completo y comenzó a besar tu cuello, dejando un rastro de caricias ardientes. Sin embargo, de repente, unos ruidos extraños comenzaron a escucharse fuera del apartamento. Los reconociste al instante, y tu instinto fue levantarte de la cama. Le tiraste un par de almohadas a Dooshik, intentando que te soltara.

Camino De Espinas | Kang DooshikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora