Capítulo 49.

262 39 2
                                    

Dooshik te llevó al baño con una rapidez que te dejó sin aliento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Dooshik te llevó al baño con una rapidez que te dejó sin aliento. Tus piernas se enroscaron automáticamente alrededor de su cintura mientras él mantenía su mirada fija en la tuya, sus labios estaban buscando los tuyos con urgencia. Cuando te sentó sobre el lavabo, el frío del mármol contrastaba con el calor de sus besos, rudos y llenos de intensidad, como si cada segundo a tu lado fuera insuficiente.

Su boca dejó la tuya solo para deslizarse por tu cuello, su lengua dibujando pequeños círculos sobre tu piel mientras susurraba, casi en broma pero con un toque de provocación.

─ Afuera no estaba lloviendo agua, sino alcohol.

Su voz ronca y la frase provocaron una carcajada nerviosa de tu parte, pero antes de que pudieras responder, sus labios ya habían vuelto a encontrarse con los tuyos, exigiendo más, sin dejar que el momento se enfriara.

Dooshik comenzó a desabrochar tu pantaloneta con manos firmes, pero pausó por un instante, como si quisiera prolongar el momento. Sus labios se alejaron de los tuyos, y tomó la orilla de tu camiseta, levantándola hasta tu boca. Te miró profundamente a los ojos mientras tú, aún sonrojada, mordiste suavemente la tela para sostenerla.

Sus ojos bajaron hasta tus pechos los cuales estaban sin nada que los cubriera, este se quedó observándolos con una mezcla de deseo y adoración. Lentamente, se inclinó para dejar pequeños besos sobre ellos, su aliento cálido provocó que tu piel se erizara con cada contacto.

─ ¿Por qué mi amada sabe tan dulce~? ─ murmuró sobre tu piel, con esa voz baja y seductora.

Cada beso, cada mordida suave que dejaba en tus pechos, hacía que tu cuerpo respondiera con pequeños temblores. El placer se mezclaba con el leve dolor que sus mordiscos provocaban, y pronto, sin que pudieras controlarlo, empezaste a soltar pequeños gemidos que llenaban el ambiente con un eco íntimo.

Lentamente, Dooshik dejó tus pechos, permitiendo que estos descansarán de la pasión que había desatado. Se arrodilló frente a ti, con una rapidez casi instintiva te quitó los zapatos, colocando sus manos firmemente sobre tu pantaloneta listo para bajarla, mientras sus ojos subían lentamente hacia los tuyos, llenos de deseo.

Justo cuando estaba a punto de avanzar, lo detuviste con una mano temblorosa, tus mejillas se encendieron por la vergüenza.

─ Espero que... No te desagrade ─ murmuraste con timidez, levantándote un poco del mármol y bajando tu pantaloneta.

Dooshik se quedó en silencio, sus ojos abiertos de par en par cuando notó tu ropa interior. Era diferente a lo que solías usar: un encaje negro delicado que se ajustaba perfectamente a tu piel, con pequeños detalles florales que dejaban entrever algo más de lo habitual. Las tiras finas en los costados añadían un toque atrevido, acentuando cada curva de tu cuerpo.

Al darse cuenta de lo que estaba viendo, su rostro se puso rojo de inmediato.

─ ¡No pensé que fueramos a venir al cementerio! ─ dijiste cubriéndote el rostro por la vergüenza ─ ¡Pensé que iríamos a otro lado para reforzar nuestro amor!

Camino De Espinas | Kang DooshikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora