Capítulo 14.

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Ya he estado aqui varias veces antes

Después de despedir a Chun Bae en la estación de taxis, Dooshik y tú decidieron ir a un pequeño café cercano para despejarse un poco y hablar

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Después de despedir a Chun Bae en la estación de taxis, Dooshik y tú decidieron ir a un pequeño café cercano para despejarse un poco y hablar. Caminaron en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos sobre lo que había sucedido la noche anterior y lo de la primera noche cuando tuvieron sexo. El sol ya comenzaba a bajar y la luz dorada del atardecer le daba un aire nostálgico al pequeño pueblo costero.

Al llegar al café, obseravaron el lugar con mesas de madera y una suave música de fondo, se dirigieron al mostrador para pedir sus bebidas. Dooshik, siempre atento, insistió en llevar la bandeja con las cafés. Buscaron una mesa fuera del pequeño local y luego se sentaron.

Dooshik dejó la bandeja con los cafés en la mesa, te sentaste mientras lo mirabas y viste como se tomó un momento para inhalar aquel aroma a café recién hecho, para luego dedicarte una leve sonrisa y hablar: — Tengo que hacer una llamada, regreso en un momento.

Lo viste alejarse mientras sacaba su nuevo celular del bolsillo, Chun Bae le compró uno antes de irse para así tener comunicación con él. Observaste cómo se dirigía a la esquina del café, donde podía hablar con más privacidad. Tomaste la pajita, la metiste en el café frío y le diste un trago, sintiendo cómo el dulce líquido inundaba tu boca. Mientras lo esperabas, tus pensamientos volvieron a Chun Bae y lo que te había dicho de llevarse a Dooshik a Seúl, podía sonar cruel, pero no querías que él se fuera y te dejará sola.

Mientras Dooshik seguía con su llamada, removiste el café con la pajita, sumida en tus pensamientos. Acercaste la pajita a tu boca y le diste otro sorbo, esta vez sintiendo el sabor más dulce que antes. Pero, de repente, algo cambió. El murmullo del café se desvaneció y fuiste envuelta por un silencio inquietante.

Empezaste a escuchar una voz familiar, baja y amenazante. Era la voz de Pilwon. Su tono sibilante parecía susurrar directamente en tu oído, aunque sabías que no podía estar allí. El miedo te inundó, helándote la sangre.

─ Nunca podrás escapar de mí ─  susurró la voz de Pilwon ─ No olvides que eres mía.

Miraste a tu alrededor, buscando el origen de aquella voz, pero todo parecía normal. Las personas a tu alrededor seguían charlando, ajenas a tu angustia. El café estaba igual que siempre, acogedor y cálido, pero esa voz había convertido el ambiente en algo opresivo y aterrador.

Tu mente empezó a jugarte malas bromas. La risa de un grupo de chicos en la mesa de al lado se transformó en una risa siniestra y burlona. Las sombras en las esquinas del café parecían alargarse y moverse con vida propia. Sentiste un sudor frío recorrer tu espalda y tu corazón latía con fuerza, acelerado por la repentina oleada de miedo.

Tomaste otro sorbo de café, tratando de encontrar ancla en la realidad, pero la voz seguía allí, insidiosa y persistente. Cerraste los ojos, intentando calmarte, recordándote que Pilwon no estaba ahí y que estabas a salvo con Dooshik.

Camino De Espinas | Kang DooshikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora