Capítulo 50.

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Al día siguiente, ambos se encontraban frente a la entrada de un balneario

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Al día siguiente, ambos se encontraban frente a la entrada de un balneario. Dooshik había planeado un pequeño viaje para que los dos pudieran relajarse, alejándose de los pensamientos oscuros que siempre los atormentaban.

─ Ponte una de mis camisas ─ dijo molesto, frunciendo el ceño ─ Así no te verán todas esas marcas.

─ ¿Los tatuajes? ─ preguntaste, algo confundida ─ ¡Pero se ven bonitos!

─ No hablo de eso, hablo de esas marcas en tu cuello ─ tocó su sien derecha con frustración.

Miraste a otro lado, sintiéndote algo culpable por las marcas que él mismo había dejado la noche anterior.

─ Está bien, está bien ─ respondías mientras hacías una mueca de molestia ─ Iré a cambiarme a los baños.

─ ¿¡Qué!? ─ Dooshik se giró rápidamente hacia ti, alarmado ─ ¡Todos van a ver esas marcas!

─ Y ni modo ─ levantaste los hombros con una sonrisa traviesa, indicando que te daba igual.

Dooshik maldijo por lo bajo, claramente frustrado. Luego, te diste la vuelta para bajarte del auto, pero apenas pusiste un pie en el suelo, tu cuerpo débil te traicionó. Tus piernas flaquearon y casi te desplomaste al suelo.

Dooshik se bajó rápidamente del auto, justo a tiempo para sujetarte antes de que cayeras por completo.

─ Te lo dije... ─ murmuró, molesto y preocupado a la vez, mientras te sostenía con firmeza.

Sonreíste débilmente, intentando restarle importancia.

─ Estoy bien... Solo estoy cansada por lo de anoche ─ susurraste, tratando de mantener el equilibrio.

─ Entonces vamos, te llevaré al baño ─ dijo, tomando tu mano con determinación.

─ ¡No! ─ lo jalaste, liberándote rápidamente ─ Yo puedo ir sola. Tengo la fuerza suficiente.

Te soltaste de su agarre y comenzaste a caminar, tambaleándote un poco pero decidida. Aunque tu cuerpo se sentía débil, estabas empeñada en demostrar que podías manejarte por ti misma.

Al llegar al baño de mujeres, dejaste la ropa sobre el lavabo y te miraste en el espejo. Ataste tu cabello en un pequeño chongo, ya que al ser corto no te permitía hacerte una coleta.

Mientras te preparabas, escuchaste pasos que entraban al baño. No les diste importancia y continuaste enfocada en cambiarte. Desdoblaste la camisa de Dooshik y la colocaste sobre el lavabo. De repente, alguien se puso a tu lado, abriendo el grifo. Notaste su presencia, pero te concentraste en lo tuyo, dispuesta a quitarte la blusa. Fue entonces cuando algo te hizo detenerte.

Alzaste la mirada hacia el espejo y viste su reflejo. Los ojos de aquel hombre estaban fijos en ti. Un escalofrío recorrió tu espalda, su rostro era inconfundible. Él no debería estar ahí.

Camino De Espinas | Kang DooshikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora