5 ⌘ El Orgullo y El Prejuicio

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—Es en serio, Tai. No sé hablar Wookiee.

Pero Tai siguió con el rostro escondido en la almohada frente a la computadora, escuchando a Asher del otro lado de la video llamada mientras ella seguía ahogando gemidos en agonía.

Después de ir a cenar con Niki, Tai se dirigió a su baño, pensando que tal vez una ducha fría iba a ayudar a quitarle la sensación de que había algo extraño con ella desde que habían salido del centro de alto rendimiento. Y el hecho de que Niki no parara de hablar sobre lo genial que había sido la práctica, y lo agradable que había sido Alek con él, no ayudaba en lo absoluto.

No sabía si el sentimiento incómodo se debía a que nunca esperó que Niki y Alek terminaran llevándose bien. Tal vez estaba algo descolocada porque esperaba que Alek lo tratara con hostilidad. Pero no podía negar que conocía bien al ruso de ojos azules como para saber que podía ser tan profesional como la situación lo requiriera. Aunque no estaba tan segura de que a Alek realmente le agradara Niki.

—Supongo que fue tan desagradable como todos esperábamos que fuera —Asher intentó decir después de meterse un puñado de frituras en la boca, notando que Tai seguía oculta tras la almohada.

Otro gemido ahogado fue la respuesta de Tai, y Asher no pudo evitar girar los ojos ante el dramatismo.

—Chewbacca estaría orgulloso de lo que sea que acabas de decir.

—No fue desagradable —Tai respondió, su voz aún apagada tras la funda de la almohada—. Fue incómodo. Pero no desagradable. ¿Sabías que Alek tiene un tatuaje en las costillas?

El silencio de Asher en la computadora fue lo que terminó de convencer a Tai que ahogarse no era una buena opción, encontrando a su amigo con una ceja arqueada.

Asher no había cambiado a pesar de los años, pero Tai tenía que admitir que el corte de cabello que ahora llevaba, a diferencia del cabello largo que usaba en el bachillerato, le hacía un increíble favor. A eso tenía que agregarle la barba de tres días que lo hacía parecer mayor y maduro, y que en definitiva iba con él. Tal vez por eso Mia no podía quitarle las manos de encima.

—¿Y eso es importante por qué...?

Tai infló las mejillas, soltando de golpe el aire y desviando la mirada hacia un costado, sintiendo la sangre en sus mejillas.

—En general todo estuvo normal. Alek y Niki se llevaron bien. Bastante bien de hecho.

—¿Entonces porque suenas como si todo hubiera sido un fiasco?

—¿No lo sé? —Tai tomó un mechón de cabello mojado que caía sobre su hombro, apretándolo para retirar el exceso de agua y tener una excusa para no ver a Asher juzgándola—. No sé si la situación es normal. Quiero decir, nunca he sabido cómo se supone que se tiene que actuar cuando tu ex novio y tu actual novio conviven en la misma habitación. ¿No se supone que deberían odiarse?

—Niki no sabe que Alek es tu ex novio —Asher apuntó lo obvio—. Y aunque parezca difícil de creer, Alek parece querer mantener la fiesta en paz contigo. Así que dudo que si Niki no se muestra hostil, Alek vaya a terminar siéndolo. ¿Quieres que se odien? Dile a Niki quien es Alek, no solo el mejor amigo de Kai.

—Niki creé que él es el mejor amigo de Kai.

—¿En serio, mujer? Tienes un fetiche por los mejores amigos de tu hermano.

Tai resopló divertida, aunque después volvió a ponerse seria.

—Terminamos llevando a Alek a su casa, y después de eso fui a una cita con Niki. ¿No es bizarro todo eso?

Ruleta Rusa [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora