40 ⌘ La Red Del Trapecista

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I will take your pain
Tomaré tu dolor
And put it on my heart
Y ponlo en mi corazón
I won't hesitate
No dudaré
Just tell me where to start
Sólo dime por dónde empezar
I thank the oceans for giving me you
Agradezco a los océanos por tenerte
You saved me once and I'll save you too
Me salvaste una vez y ahora te salvaré a ti también
I won't hesitate for you
No dudaré por ti

Hesitate, Jonas Brothers

El cuerpo le dolía. Aunque para ser sincera, Tai había estado demasiado adolorida cuando dormía últimamente.

Poco a poco fue retomando su conciencia, recuperando la sensación en todos los rincones de su cuerpo. Ahora podía determinar que tenía un dolor insoportable en el costado, justo debajo de las costillas. Sus manos estaban frías y entumecidas, probablemente por dormir tanto tiempo en una misma posición.

Había algo que le molestaba en la nariz, y aunque la arrugó para quitarse la sensación, la molestia seguía ahí.

El sonido constante y repetitivo de un pitido también se fue haciendo nítido en sus oídos, así como el murmullo suave de la televisión encendida.

Intentó abrir los ojos; pero al igual que cuando Kai había ido a su habitación mientras estaba dormida, pesaban demasiado. Aunque esta vez, Tai creyó que había dormido lo suficiente para reunir fuerzas y hacer el esfuerzo por abrirlos.

Al principio costó trabajo, y Tai sintió que requería el mismo esfuerzo que el de levantar un objeto pesado, incluso quejándose para sí misma.

Fue poco, parpadeando lento y pesado, pero Tai logró despegar sus párpados. La luz era blanca e intensa, por lo que tuvo que apretar sus ojos en un intento por amortiguar el dolor de cabeza que se estaba formando. Volvió a intentarlo una vez más, esta vez abriendo más de la mitad de sus párpados.

Todo a su alrededor era blanco y pulcro, como en un hospital. Confirmó su teoría cuando miró una de sus manos, donde tenía insertada una intravenosa, con una pulsera de papel con su nombre escrito en tinta azul. A su derecha, había varios aparatos conectados y dando lecturas; seguramente de ella, si la intravenosa en su mano indicaba que ella era la paciente.

Detrás de todos los aparatos, junto a la ventana, un jardín lleno de flores, globos y regalos se amontonaban. El suave olor a flores podía colarse por entre la cánula en su nariz.

Tai se preguntó cuánto tiempo estuvo dormida, como para acumular esa cantidad de flores y regalos.

Respiró profundo, pero el dolor en su costado se intensificó, por lo que prefirió volver a relajarse en la cama.

Su mano tocó puntas de cabello, llamando su atención. Del otro lado de la cama; el lado opuesto de la ventana; una mata de cabello cobrizo se encontraba recostada sobre la cama. Con la vista borrosa, Tai entrecerró los ojos para enfocar mejor. El reloj en la muñeca del hombre recostado en su cama le indicó que su padre debía estar dormido.

Tai tuvo trabajo hasta para sonreír, pero aun así lo hizo. Con los dedos lentos, Tai acarició las hebras de cabello, solo por sentir a su padre cerca.

Fue entonces que volvió a registrar el sonido de la televisión, mirando al fondo de la habitación.

En la pared estaba anclada una pantalla relativamente grande, y frente a esta, un sillón para tres personas, donde Kai estaba sentado, con los ojos fijos en la pantalla, acariciando distraídamente el cabello de su madre, dormida sobre las piernas de su mellizo.

Ruleta Rusa [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora