6 ⌘ Darcy Espontáneo

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Espontáneo. [m. y f.  Persona que por propia iniciativa interviene en algo para lo que no tiene título reconocido.]

En su defensa, Alek se enteró que Tailime estaba trabajando de lleno en la veterinaria no porque lo hubiera investigado.

Cuando llegó a su casa después de infiltrarse en la mansión Nazarova, revisó su teléfono, teniendo una pequeña llama de esperanza que Tailime le hubiera tomado la palabra y le enviara un mensaje. En realidad, se sentía avergonzado de lo confiado que había sonado cuando lo propuso.

No pudo evitarlo. Durante mucho tiempo, Alek había idealizado el momento en el que por fin pudiera hacer las paces con los mellizos. Y habiendo quitado el enorme elefante blanco que era el hablar con Tailime, sintió su alma relajarse y su adrenalina al límite.

Pero al ver el mensaje que había en su bandeja lo hizo poner los pies sobre la tierra.

El mensaje era de Nikita, agradeciéndole de nueva cuenta por la clase de ese día.

Viéndolo sin la adrenalina en sus venas, Alek se sentía mal por haber sido tan egoísta. Había usado a Nikita para acercarse a Tailime, y ahora que lo había conseguido, entendía porque la pelirroja había tenido un conflicto emocional.

En verdad a Alek le agradaba Nikita.

Como Serge había dicho, era algo nerd, enviándole a Alek fotografías de cualquier artículo de natación que pudiera encontrar en línea, preguntándole si era recomendable comprarlo o no. Pero en general, Nikita parecía sincero sobre su admiración por la carrera de Alek.

Así que, con la culpa hasta el cuello, Alek le respondió que existía una tienda en un centro comercial cercano donde él conseguía todo su equipo. Una cosa llevó a la otra, y Alek terminó en el incómodo lugar de ofrecerse a acompañar a Nikita a dicha tienda.

Fue entonces que Nikita mencionó que tendría que confirmar si pasaría por él en la mansión Nazarova o en la veterinaria de los DiMarco, ya que Tailime tenía que ir a trabajar por la mañana.

Volk conocía la mirada que su dueño le dirigía cada vez que pensaba que necesitaba un baño. Por lo que gimiendo avergonzado, el lobo se bajó de la cama y se acomodó en su propio espacio a un costado en el suelo en cuanto cruzaron miradas. Alek sonrió divertido, acariciando su cabeza y murmurando que aunque no apestara, no le haría mal un baño.

Así que a la mañana siguiente, Alek bajó de la parte trasera del auto en la plancha del estacionamiento a su enorme perro, notando el Jeep negro de Tailime estacionado bajo la sombra de un árbol. A unos cuantos metros, la camioneta blindada del Escuadrón de la Muerte estaba estacionada con los vidrios abajo. Dmitri estaba recostado en su asiento con los lentes oscuros sobre sus ojos. Ante la falta de reacción de Dmitri por verlo, Alek supuso que estaba dormido.

Resopló divertido, tirando de la correa de Volk para caminar hacia la veterinaria. Bonita vigilancia.

Alek había continuado frecuentando la veterinaria gracias a Volk. En un principio, Mia no podía verlo sin hacerle un comentario ácido que rayaba en lo grosero, por lo que Filippo siempre le ofrecía a Alek un descuento o proceso gratis con temor a perder un cliente, todo porque su hermana no sabía diferenciar entre lo personal de lo profesional.

Al menos Volk regresaba siempre contento, por lo que Alek no podía quejarse si el maltrato solo era dirigido hacia él.

Alek distinguió dos siluetas del otro lado de la recepción cuando se acercó a la entrada. Logró abrir la puerta, el sonido de las campanillas anunciando un nuevo cliente hizo que las personas del otro lado del mueble miraran en su dirección, recibiendo inmediatamente un ceño fruncido por parte de Mia.

Ruleta Rusa [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora