22 ⌘ Davis

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El viaje de veinte minutos a Davis fue tedioso en cuanto al tema de seguridad.

Tai estuvo lista para irse desde las tres de la tarde, su maleta con un cambio sencillo para dormir y regresar al día siguiente estaba en la puerta desde temprano por la mañana. Si Niki la vio entusiasmada por el viaje, no dijo nada. Tampoco es como si estuvieran hablando mucho últimamente.

Después de regresar del restaurante, Niki se había encerrado en su habitación y se había rehusado a salir a pesar de las constantes insistencias de Tai al tocar su puerta. Tai quiso amortiguar su enfado presentando un par de sandwiches con queso como ofrenda de paz, pero Niki siguió ignorándola detrás de la puerta.

Llegó un punto en el que Kai se desesperó, arrebatándole a Tai el recipiente con comida. Llamó a la puerta con dos golpes sordos contra la madera y le gritó a Niki que cuando dejara de hacer su berrinche, saliera y se calentara por cuenta propia su comida. Después de eso, Kai no dejó que Niki le respondiera: dejó el recipiente en la puerta y tomó a su hermana de la mano para alejarse de ahí.

A Tai le gustaría decir que Niki había salido de su habitación después de eso para pedir disculpas por su actitud, pero no fue así. Solo se sentó a su lado en el sillón de la sala de TV sin decir una palabra, con sus sandwiches calientes y comiendo en silencio.

Y Tai estaba demasiado cansada como para discutir. Así que lo dejó ser, cambiando de canales mientras trataba de encontrar una buena película.

Solo se hablaban para lo necesario. Los buenos días y las buenas noches. Tai se enfrascaba en la veterinaria y Niki en los videojuegos. Al final, Tai se enteró que Niki había perdido el torneo, y que cuando se había girado hacia Tailime, no la había encontrado por ninguna parte. Había intentado llamarla (y Tai vio sus llamadas perdidas hasta que habían regresado a la mansión), pero al no obtener respuesta, Niki se enfadó y decidió aplicarle la ley del hielo.

La única vez que hablaron más de dos palabras que no fueran saludos, fue cuando Niki llegó a la habitación de Tai el miércoles por la tarde, con el teléfono en la mano y deteniéndose en la puerta.

«—«Hoy es cumpleaños de Yuriy.»

Tai levantó los ojos del libro en turno, acomodándose los lentes de lectura para asegurarse de que no estaba alucinando a Niki en su habitación. Cuando su mente aterrizó a la tierra, Tai le dedicó una sonrisa suave.

—«Sí.»

—«¿Has hablado con él?»

Niki sabía que Alek tampoco había hablado con Tai desde el viaje de primavera, suponiendo que se debía a las mismas razones que Alek le había dado a Niki. Pero la verdad es que, durante toda la semana, Tai había estado intercambiando mensajes con Alek con más frecuencia de la que acostumbraba.

Incluso, Tai lo había llamado esa misma mañana para desearle un feliz cumpleaños. Lo había interrumpido en medio de una clase de economía, y cuando Tai propuso llamarlo cuando estuviera libre, Alek lo había desestimado diciendo que era un tema que ya tenía dominado. No colgaron hasta que Alek le dijo que la clase había terminado.

—«Un poco» —Tai quiso ahorrarse otro ataque de celos, a pesar de que su interacción con Alek era meramente amistosa.

Niki hizo una mueca, rascándose la nuca sin dejar de mirar su teléfono.

—«Nos está invitando a su fiesta en la universidad este viernes» —Niki le informó, suponiendo que Tai no sabía nada. Tardó un minuto más viendo su teléfono hasta que pareció enfocar a Tai. Ella no recordaba cuándo había sido la última vez que Niki la había visto fijamente como en ese momento—. «¿Quieres ir?»

Ruleta Rusa [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora