23 ⌘ Llamada De Medianoche

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¿Hola?

Después de varios tonos en el teléfono, Alek creyó que su llamada entraría al buzón. Pero Tai alcanzó a contestar con un jadeó antes de que Alek colgara. La sonrisa en el rostro del rubio se expandió al escuchar la voz de la melliza.

—Hey.

Oh —la voz de Tai se escuchó lejos un segundo, antes de volver a escucharse cerca—. ¡Oh! ¡Hola, Alek! Lo siento, estaba en otra habitación cuando escuché el teléfono y apenas tuve tiempo de revisar quién llamaba.

—No hay problema.

¿Ya terminó la fiesta?

—No. Estoy escondido en el ático de la casa.

Alek se paseó por el lugar. Había dado con las escaleras hacia el ático en su camino al baño.

Cansado del ruido, los cuerpos sudorosos y el alcohol, decidió perderse por un momento, disfrutando un poco de la privacidad que el ático podía proveer. La música se escuchaba lejana, lo suficientemente baja como para que Alek no gritara al hablar.

El lugar estaba amontonado y cubierto por una gruesa capa de polvo, como si hubieran pasado años sin que alguien hubiera entrado a ese lugar. Alek podía notar que había varias cosas que acababan de subir, pero no había indicios de que hubieran sacado algo de ahí desde hace tiempo. Se acercó a paso lento hasta un librero al fondo, cerca de la ventana que daba a la calle principal.

¿Te estás perdiendo tu propia fiesta?

—No es mi fiesta —Alek revisó los libros que había en el estante, leyendo los domos para ver si había uno interesante—. Mi cumpleaños solo fue un pretexto para reunirnos. Es como cualquier otra fiesta de la universidad, no te preocupes.

Vaya, así que me perdí una fiesta cualquiera.

Alek soltó una risita por el tono sarcástico de Tai, tomando un libro con un autor que le pareció conocido.

—¿Cómo te fue con las operaciones?

Bien —Tai suspiró—. Bastante bien. Estoy agotada, pero creo que todo fluyó como debería. Tuvimos que ponerle una unidad de sangre al perro que mordió a Filippo. Y al otro perro teníamos que retirarle varias hernias. Era un perro geriatrico.

—¿Habías hecho alguna operación como esa antes? —Alek ojeó el libro.

No, pero había visto la teoría en clase. Es mucho más complicado en la vida real que en la teoría.

—Todo es más complicado en la vida real que en la teoría —acotó Alek, cerrando el libro y recordando de dónde había escuchado el autor—, ¿Jane Austen no es quien escribió Orgullo y Prejuicio?

Tai se rió en el teléfono, e inconscientemente Alek sonrió en respuesta.

¿Por qué el cambio tan repentino de tema?

—Hay varios libros aquí, y encontré uno que se llama Persuasión. También lo escribió ella.

Tai musitó, con un tono tan soñador como lo hacía cada que hablaba de un libro.

¿Por qué suenas como si te extrañara saber que lo escribió Austen?

—Creí que solo había escrito un libro.

Austen escribió varios libros.

—¿Quién lo diría? —Alek se encaminó hacia la ventana, abriéndola con algo de dificultad al tener una mano ocupada con el teléfono y la otra con el libro—. Algo me dice que los has leído todos.

Ruleta Rusa [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora