27 ⌘ Polaroid

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And just like that all I breathe, all I feel
(Y así de simple todo lo que respiro, todo lo que siento)
You are all for me
(Eres todo para mi)
No one can lift me, catch me the way that you do
(Nadie puede levantarme, atraparme como tú lo haces)
I'm still falling for you
(Todavía estoy enamorada de ti)

Still Falling For You, Ellie Goulding

Siempre que los padres de los mellizos estaban en casa, las cosas tomaban dos rumbos: o estaban tranquilas y relajadas, o era un completo caos. Tai amaba cuando las visitas eran como el primer caso, y odiaba cuando eran como el segundo.

Adele no había puesto ni un pie fuera del jet cuando ya estaba dirigiendo a todo el ejército de empleados y coordinadores de eventos para adecuar la casa y dejarla presentable para la cena de caridad. Una sección de la mansión fue inhabilitada las dos semanas previas al evento mientras los decoradores, proveedores y demás personal entraban y salían con pasos apresurados y el tiempo contado.

Era la primera vez que los Nazarova realizaban un evento así en América, y parecía que iba a ser un acontecimiento que daría de qué hablar incluso en Nueva York.

Emma había hablado con Tai sobre eso, diciendo que el reportaje había salido en el noticiero de la noche dos días antes. Fue cuando Tai comenzó a sospechar que la cena no era tan pequeña e íntima como su madre le había hecho creer desde un inicio.

Mia era la más emocionada de todos. Había pasado con Tai todo el fin de semana anterior a la cena de tienda en tienda en el centro comercial, intentando conseguir un vestido que la hiciera ver "elegante y sofisticada", según fueron sus palabras.

Tai tenía la ligera sospecha de que Mia estaba confundiendo la cena de gala con una fiesta de la realeza. Pero no dijo nada para contrariarla, divertida de verla probarse mil y un vestidos hasta que Mia encontró uno que encajaba a la perfección en su descripción.

Kai no volvió a mencionar el tema de Alek y la cocina desde esa noche, y Tai agradeció lo que la normalidad que la ausencia de Alek y la tranquilidad que tenía con Niki podía proveerle, viendo las cosas desde una perspectiva fresca.

Hacía tiempo que no sentía algo cuando estaba con Niki. Esa era la verdad.

Como su madre le había hecho ver, parecía que era más una relación de costumbre, que un deseo que nacía desde sus entrañas.

Lo quería, Tai lo tenía claro, pero comenzó a preguntarse si siempre lo había querido como un amigo, o como algo más. Comenzaba a entender que todas aquellas veces que Niki se contenía cuando la besaba, no eran porque él tuviera cuidado de cruzar un límite, sino porque Tai no se permitía abrirse a sí misma con él, porque no había nada más allá que exponer.

Y con Alek...

Las cosas eran diferentes, Tai no iba a negarlo.

Era como cambiar de piel a una mucho más sencilla y nueva, pero en la que Tai se sentía familiar y viva. No tenía miedo a sentir cosas. Alek le había demostrado que, a pesar de saber la cruda verdad, él seguiría ahí, parado al pie del cañón. Tai estaba segura que Alek le daría esa oportunidad que Niki probablemente no le diera cuando decidiera contarle la verdad.

Tai inspiró hondo, deshaciendo las arrugas invisibles del vestido que acababa de ponerse para la cena. Era un vestido negro, ajustado a su cuerpo y con escote de corazón. Las mangas estaban bordadas con flores dejando al descubierto la piel de sus hombros. La falda del vestido; con caída de sirena sin llegar a retenerle movimiento; tenía un escote que llegaba hasta la mitad de su muslo.

Ruleta Rusa [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora