'Cause I'm a real tough kid
Porque soy un chico fuerte
I can handle my shit
Puedo manejar mi mierda
They said, "Babe, you gotta fake it 'til you make it"
Dijeron: "Cariño, tienes que fingir hasta lograrlo"
And I did
Y lo hice
Lights, camera, bitch smile
Luces, cámara, sonrie perra
Even when you wanna die
Incluso cuando quieres morir—I Can Do It With A Broken Heart, Taylor Swift
⌘
Venganza. [f. Castigo o daño que se aplica a una persona (o varias) en respuesta a una ofensa previa que ésta hizo.]
⌘
—¿Vas a salir?
Alek bajó las escaleras de su casa, terminando de abrocharse los botones de los puños de la camisa que había escogido minuciosamente para la fiesta de la hermana de Kai.
Encontró a su madre sentada en el sillón de la sala, leyendo una revista. Parecía asombrada de verlo vestido tan formal, y Alek se sintió un poquito mal por la expresión de extrañeza que nació de los ojos de Anya.
No era un secreto que Alek se había vuelto un tanto apático en hacer actividades normales para personas de su edad. Después del último año de preparatoria, Alek había preferido pasar el tiempo con su madre haciendo algo más productivo, o simplemente resguardándose en la soledad de su recámara, dependiendo de su humor.
Y el verlo vestido con una camisa blanca, unos jeans desgastados y unas zapatillas blancas era poco común para un sábado por la noche.
Alek trató de verse desinteresado cuando se puso un jersey azul que estaba sobre el respaldo de una silla encima de la camisa, fingiendo que no le interesaba la manera en la que se veía. Pero igual se pasó la mano por el cabello en un burdo intento por apaciguar los mechones rebeldes de la frente.
—Sí —Alek deshizo las pocas arrugas del jersey—. Unos amigos me invitaron a una fiesta.
—Oh —Anya sonrió ante la respuesta—. ¿De la escuela?
Alek no lo admitió de inmediato, pero técnicamente, sí eran amigos de la escuela. Solo que no de la universidad.
—Entonces no te esperaré despierta —Anya se despidió de él cuando Alek se acercó para besarle la cabeza—. Diviértete, Yuriy.
Había una razón por la que Alek no había mencionado que la fiesta sería en la mansión Nazarova. Primero quería descubrir en qué punto se encontraba con los mellizos, tanto con Kai como con su hermana. Saber en qué punto de su amistad se encontraba con el primero, y sobre todo, descubrir qué relación podía llevar con la melliza ahora que había regresado.
Sabía que tenía que pedirle perdón por todo lo que sucedió la última vez que había estado en Sacramento. Después, Alek podía partir de allí y entablar una amistad, si eso era lo que ella quería.
Tenía que descubrir eso, antes de armar un revuelo con su madre con el regreso de los mellizos.
El viaje a la mansión fue tenso, expectante. Alek se encontró contando los minutos que estuvo detenido en cada semáforo hasta su destino. Estacionó el auto en su lugar acostumbrado, tomando respiraciones profundas para tranquilizar su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Miró en el asiento del copiloto, donde había una pequeña caja de madera con un moño rojo adornando la tapa.
No era un regalo elaborado. Incluso Alek se sentía estúpido por tan solo haber considerado comprarle algo a la melliza por su cumpleaños. La cajita llenaba el auto de aromas florales y relajantes, con todas las bolsitas de té exótico e infusiones que había podido conseguir en una tienda especializada del centro comercial.
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Ruleta Rusa [Libro #2]
RomanceBilogía «Russkaya ruletka». Libro #2. Alek Ivanov se fue a Tokio esperando regresar para saber qué decisión había tomado Tailime Nazarova respecto a su relación. Pero ella nunca volvió de Moscú, dejando el corazón de Alek destrozado. «Dos por uno» s...