—¿Esto es todo?
Dmitri tomó la carpeta que Ted había dejado sobre la mesa de su despacho, conteniendo toda la información pertinente a la persona que creían ser el autor de enviarle fotografías a Nikita, donde se podía ver claramente a Tailime y a Alek en un lago.
Las fotografías no incriminaban a nadie, considerando que lo más comprometedor en ellas era la imagen de Tailime y Alek abrazados en medio del agua.
Aunque claro que el contexto de las fotografías daban a entender una cosa diferente, sobre todo si alguien más había estado observando al par de idiotas durante la cena del día anterior. Parecían polillas atraídas a la luz, siendo cada uno la polilla del otro, así como la luz que los atraía. Era absurdo y vomitivo. Y Dmitri estaba seguro que solo los dos idiotas creían que nadie más se había dado cuenta de su pequeño duelo de coqueteos.
Por Dios. Incluso si Nikita no hubiera recibido las dichosas fotografías, habría comenzado a cuestionarse sobre lo que sucedía entre esos dos.
Claro que Nikita no necesitó otra confirmación que no fuera una fotografía en específico. Una diferente al resto. La polaroid donde Tailime y otro de los amigos de Kai se mostraban de espaldas. Y como prueba fehaciente e innegable de la historia entre los dos, era la chamarra deportiva que Tailime llevaba puesta, con el apellido de Alek escrito en toda la parte superior de la espalda.
Dmitri conocía esa prenda a la perfección: era inimaginable que Alek no la usara en la escuela sin que Tailime la robara para usarla al menos medio día.
Esa polaroid había sido la principal prueba que necesitaban para indagar la autoría de las demás fotografías. Y aunque no lo pareciera, era incluso más importante que el resto. Gracias a ella, el Escuadrón había vuelto sus cabezas en la dirección correcta, ya que esa fotografía había estado en el perfil de Instagram de Ivanov por unos meses, hasta que Alek la eliminó de su perfil cuando los mellizos no regresaron de Moscú.
Eso reducía la lista de sospechosos a solamente... el escaso número de alumnos de la preparatoria. Que siendo sinceros, era mejor que una vasta posibilidad de la entera población de Sacramento.
Fue entonces que Ted entró en modo zen, e inmediatamente señaló a la única persona que desde la explosión en el campo de americano no lo había dejado dormir tranquilo. Tal vez eso explicaba las enormes ojeras que el psicólogo lucía. O tal vez sería la larga noche que todos habían pasado, intentando armar el caso alrededor de las fotografías. Dmitri no quería ni verse en el espejo.
—Es toda la información que pude reunir —Ted suspiró, dejándose caer en la silla de su escritorio, mientras se masajeaba las sienes—. Estoy seguro de que si escarbo más, encontraré más mierda.
—Erotómano —enumeró Dmitri, leyendo las partes subrayadas en el expediente, enfocándose en la información importante—. Indicios de mitomanía y psicosis crónica. ¿Algo más que deseen agregar a la lista?
—Obsesionado con Tailime —comentó Gael desde su computadora, absorto mientras bebía de la pajilla de un cubo de jugo.
—Per-fecto —resopló Dmitri con hastío.
—¿Estamos seguros entonces que los Boinas Verdes no tienen nada que ver en esto? —Yoan no levantó la vista de la carpeta en sus manos, con una copia del expediente de Lawrence.
—Todo apunta a que comenzó con ellos, pero Russell se está tomando demasiadas libertades para abrirse camino hacía Tailime.
—¿Alguna idea de en dónde pueda estar Russell? —preguntó Dragos, dirigiéndose hacia donde estaban Karol y Gael inmersos en sus computadoras.
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Ruleta Rusa [Libro #2]
RomanceBilogía «Russkaya ruletka». Libro #2. Alek Ivanov se fue a Tokio esperando regresar para saber qué decisión había tomado Tailime Nazarova respecto a su relación. Pero ella nunca volvió de Moscú, dejando el corazón de Alek destrozado. «Dos por uno» s...