8 ⌘ Leviatán

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Leviatán. [m. Reg. Demonio que domina la envidia.]

Niki casi vacía todo el casillero que usaba cuando tomaba clases de natación, tratando de encontrar su teléfono que no paraba de sonar. No recordaba si era una alarma, pero por la manera insistente del pitido, le sorprendía que estuviera batallando tanto para encontrarlo.

Al fin, logró encontrar el aparato antes de que la llamada entrante colgara, moviendo los dedos erráticamente para aceptar la llamada de Boris.

—«¿Hola?» —Niki jadeó al tiempo que se ponía el teléfono en el oído.

—«Espero que no estés haciendo nada indecente con Tailime» —la voz de Boris se escuchaba un tanto hastiada, pero divertida—. «Porque si es así, no quiero ver más allá de tu fea oreja.»

Niki parpadeó extrañado, y se despegó el teléfono de su rostro para ver que no era una llamada normal, sino una con vídeo. Boris estaba sentado en su escritorio, con una sonrisa sarcástica, agitando las cejas en un ademán que simulaba ser coqueto.

Boris era uno de sus mejores amigos de la infancia. Llevaba su cabello negro despeinado en todas direcciones en un burdo intento de estilizarlo. Estaba un poco subido de peso, debido a las innumerables horas que pasaba sentado frente a la computadora ganando torneos de videojuegos y comiendo comida chatarra. Sus ojos avellana se veían demasiado grandes detrás de los anteojos que usaba. Parecía divertido por la confusión de Niki cuando vio que era una video llamada, y solo hasta que Igor empujó la silla en la que Boris estaba sentado, Niki reaccionó.

—«¡Santa madre! ¡Sí está desnudo!»

Niki se miró a sí mismo, notando que aún no se ponía la playera que tenía en la mano cuando escuchó el tono de llamada de su teléfono. Sonrió cuando su cerebro alcanzó la realidad, sentándose en la banca del vestidor para ver a sus dos amigos en la pantalla.

Igor era el polo opuesto en apariencia de Boris. Era igual de larguirucho que Niki, solo que un poco más bajo, con su cabello rubio oscuro y ojos marrones. También usaba anteojos, y su rostro estaba marcado como zona de guerra por la inhumana cantidad de acné que había tenido en la pubertad y adolescencia.

Tal vez Niki y sus amigos no eran galanes de cine, y habían sido considerados los inadaptados sociales de la escuela. Pero con ellos, Niki había podido ser quien era sin temor a ser juzgado.

Solo Niki tenía novia de los tres. Y el hecho de que fuera Tailime; una de las chicas bonitas de la escuela; hizo que Niki subiera varios peldaños en la jerarquía de su pequeño grupo. Era considerado el suertudo de los tres.

Por eso Igor y Boris siempre hacían bromas de esa índole, abochornando a Niki de vez en cuando, sobre todo cuando tenía a su novia cerca.

—«Acabo de salir de mi clase de natación, tontos.»

—«Oh» —Boris se acercó a la pantalla pasando sus ojos por todos lados, como buscando algo—. «¿Sigues tomando clases con Yuriy Ivanov?»

Niki asintió, una sonrisa surcando su rostro.

No sabía si la buena suerte en su vida había llegado en el momento en que se había armado de valor para acercarse y hablarle a los Nazarova. Porque no solo tenía por novia a una chica con la que solo había soñado en conquistar, sino porque tenía la oportunidad de conocer el mundo a su lado, ser el mejor amigo del chico más cool y además de eso, había conocido a Yuriy Ivanov: el nadador olímpico que había sido la sensación en Rusia por sus resultados, y por su atractivo físico entre las chicas.

Ruleta Rusa [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora