𝓐𝓵𝓸𝓷𝓮
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❝ Termina lo que empezaste.
La soledad siempre fue su mejor compañia.
Alana es una joven cientifica, atrapada en
las instalaciones de CRUEL. Su existencia
se reduce a una sola tarea: monitorear el
sujet...
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12 | Resiliencia
ALANA CAMINABA junto a Alby después del desayuno, sintiendo una mezcla de curiosidad y nerviosismo. La llevó al área de los constructores, donde los sonidos de martillos y sierras llenaban el aire. Algunos de los trabajadores dejaron de trabajar por unos segundos para observar la escena. Gally, el líder del grupo dejó caer su martillo y tomó un hacha, mirándola con desdén.
— Debe ser una broma, ¿verdad? — expresó Gally, sus palabras cargadas de sarcasmo.
Alana mantuvo su mirada firme, sin dejarse intimidar. Alby rodó los ojos y habló con un tono autoritario.
— Volveré más tarde. — Luego, se giró y se fue, dejando a Alana sola con los constructores.
Gally fue el primero en regresar a su lugar, y Alana lo siguió. Los chicos la miraban de reojo, susurrando entre ellos, pero a Alana no le importaba. Se concentró en observar su entorno, absorbiendo cada detalle. Justo cuando estaba absorta en sus pensamientos, chocó con la espalda de Gally. Él se giró bruscamente, y Alana se quedó quieta, su mirada fija en la suya.
Gally la miró de arriba a abajo con una expresión de desaprobación. Sin decir una palabra más, arrojó el hacha al suelo a sus pies.
— Ve al bosque y consíguenos unos troncos —ordenó Gally, con una sonrisa burlona en su rostro.
Algunos de los chicos comenzaron a reír, disfrutando de lo que parecía ser una prueba para la novata. Alana no dijo nada, su rostro inmutable. Se agachó, recogió el hacha y se dirigió hacia el bosque, sintiendo las miradas de todos en su espalda.
El bosque era denso y oscuro, con una calma inquietante que contrastaba con el bullicio del área de construcción. Alana caminó con determinación, buscando los árboles adecuados. Encontró uno que parecía suficientemente grande y comenzó a trabajar, balanceando el hacha con fuerza y precisión.
Mientras cortaba un tronco particularmente grueso, la hoja del hacha resbaló, y la mano de Alana se deslizó sobre el mango, causando que la madera áspera le hiciera una herida profunda en la palma. Sangre brotó de la herida, y el dolor intenso la hizo tambalearse por un momento.
—Maldición —murmuró entre dientes, apretando la mano contra su pecho.
Sin embargo, no se dejó vencer por el dolor. Rasgó un pedazo de su camisa y lo envolvió alrededor de la herida, improvisando un vendaje. Respiró hondo y siguió trabajando, balanceando el hacha con la otra mano y sus movimientos más controlados.
Los minutos se convirtieron en horas, y el sol empezó a descender en el cielo. Alana se detuvo solo para secarse el sudor de la frente antes de continuar. Finalmente, logró derribar varios troncos, los suficientes para satisfacer las demandas de Gally. Ató los troncos con una cuerda que había encontrado y comenzó a arrastrarlos de vuelta a la construcción.
